El 17 de marzo de 1992, a las 14:42 horas, un coche bomba explotó frente a la Embajada de Israel en Buenos Aires, Argentina, causando la muerte de 29 personas y más de 200 heridos. Este trágico suceso marcó un antes y un después en la historia del país, siendo el primer atentado terrorista de tal magnitud en territorio argentino.
Entre las víctimas se encontraban diplomáticos israelíes, empleados argentinos, transeúntes y fieles que asistían a la iglesia San Marón, ubicada frente a la embajada. La explosión no solo destruyó el edificio de la embajada, sino que también causó daños significativos en las estructuras circundantes, dejando una profunda cicatriz en la comunidad.
A 33 años de este lamentable hecho, los sobrevivientes continúan recordando el horror vivido y la impunidad que aún persiste. Jorge Cohen, uno de los sobrevivientes, relató: «La embajada voló por el aire con todos nosotros adentro»
Para preservar la memoria de las víctimas y mantener vivo el recuerdo de lo sucedido, la Embajada de Israel en Argentina, junto con la AMIA y el Congreso Judío Latinoamericano, lanzaron el proyecto «Voces de la Embajada». Esta iniciativa reúne los testimonios de catorce sobrevivientes que comparten sus experiencias y reflexiones sobre aquel fatídico día.
A pesar del tiempo transcurrido, la justicia por este atentado sigue siendo una deuda pendiente. La falta de culpables identificados y procesados mantiene abierta una herida en la sociedad argentina y en la comunidad internacional, que continúa clamando por respuestas y justicia para las víctimas y sus familias.
El atentado a la Embajada de Israel en 1992 y el posterior ataque a la AMIA en 1994 son recordatorios dolorosos de la amenaza del terrorismo y la importancia de la memoria colectiva. Estos hechos resaltan la necesidad de un compromiso constante con la justicia y la prevención de futuros actos de violencia.