Imagen sugerida: Una foto de archivo del túnel de viento de la escudería Alpine, con un ingeniero en primer plano revisando planos o datos en una pantalla, simbolizando el trabajo detrás de bambalinas.
La escudería de Fórmula 1 Alpine ha tomado una decisión drástica en su estructura técnica, en un movimiento que busca revertir la performance de su monoplaza y ofrecerle a su piloto, Franco Colapinto, un vehículo más competitivo en la segunda mitad de la temporada. La movida, considerada una jugada maestra en el ajedrez de la alta competición, se centra en la incorporación de talentos de peso en el área de aerodinámica e ingeniería, con la mira puesta no solo en el presente, sino también en las regulaciones de 2026.
La principal incorporación es la de Kris Midgley, un nombre con un pasado en Enstone y una trayectoria reciente en Ferrari, quien asume el rol de responsable de desarrollo aerodinámico. Su regreso a la casa francesa es interpretado como un intento por reavivar la llama de la innovación que llevó a Alpine a ganar campeonatos en el pasado. Midgley reportará directamente al Director Técnico Ejecutivo, David Sánchez, formando una dupla de alto calibre para rediseñar la estrategia de flujo de aire que ha sido el punto débil del auto actual.
Este cambio de guardia llega tras la salida de David Wheater, el ex director de aerodinámica cuyo trabajo en el coche A525 no logró las expectativas. El monoplaza ha sido catalogado como el peor de la parrilla en la actual temporada, lo que generó una presión insostenible en el equipo técnico. La decisión de reemplazarlo con un perfil tan experimentado como el de Midgley subraya la urgencia de la situación y la ambición de la escudería por recuperar su lugar entre los equipos de mitad de tabla.
La reestructuración no se limita a la aerodinámica. Alpine también sumó a Oliver Bray, un ingeniero de diseño mecánico con ocho años de experiencia en McLaren. Esta incorporación fortalece el equipo de diseño y complementa el trabajo de Midgley, creando una base sólida para el desarrollo de nuevas piezas y componentes que optimicen el rendimiento del chasis. Juntos, estos cerebros de la ingeniería buscarán desentrañar los problemas inherentes al A525 y preparar el terreno para las complejidades técnicas que se avecinan con el nuevo reglamento.
Más allá de los nombres técnicos, la escudería también anunció la llegada de Steve Nielsen como nuevo director general, un rol clave para la gestión y coordinación del equipo. Esta serie de cambios estructurales refleja una estrategia integral, que aborda las deficiencias del equipo desde múltiples frentes. La esperanza es que esta combinación de experiencia y nuevas ideas se traduzca en una mejora tangible en pista, dándole a Colapinto la oportunidad de mostrar su verdadero potencial y de sumar puntos para la escudería.
El éxito de esta jugada estratégica no será inmediato, pero sus efectos podrían empezar a verse en la segunda mitad del campeonato. Si las nuevas incorporaciones logran un impacto positivo, Alpine no solo podría salvar la temporada, sino también sentar las bases para un futuro más prometedor. La respuesta de la pista en las próximas carreras será el veredicto final sobre la efectividad de esta ambiciosa renovación.