La interna del Partido Justicialista (PJ) sigue sumando tensión con un nuevo episodio en el que Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, apuntan directamente a Javier Milei en el contexto de la compleja situación judicial que envuelve a varias figuras políticas. La ex presidenta y actual senadora espera que la jueza federal María Servini emita un fallo ejemplar en un caso que podría cambiar la dinámica interna del peronismo y sus alianzas en la antesala del año electoral.
La causa, que actualmente se encuentra en la etapa de definición, involucra denuncias de presuntas irregularidades en la relación de Milei con algunos sectores del PJ, lo que Fernández de Kirchner y Quintela interpretan como una estrategia del libertario para influir en la estructura interna del partido. La ex mandataria se mostró firme en sus declaraciones y sugirió que Milei habría llegado a un acuerdo tácito con algunos miembros de la cúpula peronista para dividir al oficialismo y captar a un sector de la derecha desencantada con el actual gobierno.
Ricardo Quintela, un aliado histórico de CFK, también se expresó de forma contundente sobre el tema. Desde La Rioja, el gobernador afirmó que está dispuesto a llevar el caso hasta la Corte Suprema si fuera necesario. En sus palabras, el acuerdo al que presuntamente habrían llegado Milei y un grupo de dirigentes del PJ representa un «peligro para la estabilidad democrática» y es un intento de debilitar al partido desde adentro.
En este contexto, la figura de María Servini se vuelve clave. La jueza, conocida por sus intervenciones en causas sensibles y de alta visibilidad mediática, mantiene el silencio mientras analiza los documentos presentados por ambas partes. Según fuentes cercanas al juzgado, Servini estaría evaluando seriamente las pruebas para evitar que el caso tenga una resolución apresurada que podría generar más conflictos internos en el PJ y tensar la ya frágil relación entre el Ejecutivo y el poder judicial.
Analistas políticos sostienen que, si el fallo de Servini resulta ser favorable para CFK y Quintela, la ex presidenta lograría consolidar su liderazgo en un PJ dividido y recobraría la influencia perdida tras las últimas elecciones. Esto también podría significar un golpe a Milei, quien ha ganado protagonismo en los últimos meses con un discurso anti-establishment que encuentra eco en un electorado desencantado con los sectores tradicionales de la política.
Desde el lado de Milei, fuentes cercanas al diputado sostienen que la acusación de CFK y Quintela es una maniobra de distracción que busca desviar la atención de las denuncias de corrupción que involucran a figuras del oficialismo. En su círculo íntimo aseguran que el legislador no ha tenido reuniones con los dirigentes peronistas señalados y califican la acusación como una “persecución política” en el marco de la campaña electoral.
El impacto de este conflicto va más allá de lo partidario, ya que podría tener repercusiones sobre la gobernabilidad misma. La posible intervención de la Corte Suprema de Justicia, en caso de que el fallo no sea favorable para Quintela y CFK, dejaría un precedente importante sobre el rol del Poder Judicial en disputas internas de los partidos políticos.
La expectativa por el fallo de Servini mantiene en vilo a la interna del PJ y, en general, al panorama político nacional. En un año marcado por la polarización, el resultado de esta causa podría redefinir las alianzas y reconfigurar el mapa electoral en Argentina, con Cristina Fernández de Kirchner y Javier Milei como protagonistas de un duelo que promete repercusiones profundas y de largo alcance.