Tras intensas negociaciones diplomáticas, el presidente Javier Milei confirmó la adhesión de Argentina a la Alianza Global contra el Hambre, una iniciativa multilateral liderada por Brasil y respaldada por más de 80 países. El proyecto, presentado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el marco del último G20, busca coordinar esfuerzos internacionales para combatir la pobreza y la inseguridad alimentaria que afectan a millones de personas en el mundo. Argentina participará bajo condiciones políticas y técnicas adaptadas a su realidad.
La inclusión del país en esta alianza marca un cambio de postura en la política exterior de la nueva administración, conocida por su enfoque liberal en lo económico y por su escepticismo hacia los organismos multilaterales. Fuentes del gobierno señalaron que esta decisión se tomó tras asegurar que el acuerdo permitirá a Argentina priorizar soluciones de mercado para abordar el hambre, evitando compromisos que puedan ser interpretados como una «intervención estatal directa».
El presidente Milei expresó que esta participación es una oportunidad para que Argentina contribuya desde su experiencia en el sector agroindustrial. “La lucha contra el hambre no debe ser un ejercicio de burocracia internacional, sino un espacio donde las soluciones prácticas, como el acceso a tecnologías productivas y la apertura de mercados, sean protagonistas”, afirmó el mandatario tras el anuncio oficial.
Por su parte, Lula celebró la adhesión argentina y destacó la importancia de la cooperación regional para combatir la inseguridad alimentaria en América Latina. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la región concentra más de 56 millones de personas en situación de hambre. La alianza pretende articular políticas que incluyan desde el fortalecimiento de la agricultura familiar hasta la mejora en las cadenas de distribución de alimentos.
En el caso de Argentina, el desafío es mayúsculo. Según estadísticas recientes del INDEC, más del 40% de los niños y niñas en el país viven en condiciones de pobreza, con un acceso limitado a una dieta adecuada. Aunque el Gobierno busca abordar este problema a través de incentivos al sector privado, analistas advierten que cualquier estrategia deberá complementarse con políticas públicas que atiendan las desigualdades estructurales en las provincias más vulnerables.
La Alianza Global contra el Hambre se oficializará en una cumbre especial prevista para marzo de 2025, donde los países miembros presentarán sus compromisos y planes de acción. En ese contexto, Argentina deberá detallar cómo contribuirá a los objetivos del pacto y qué recursos destinará a la causa. La adhesión al proyecto es vista como un gesto hacia el multilateralismo, pero también como un desafío para balancear las prioridades internas con la cooperación internacional.