Una tormenta solar severa, clasificada en nivel G4 por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), provocó un espectáculo sin precedentes en el cielo nocturno de Estados Unidos. Las auroras boreales, normalmente reservadas a regiones cercanas al Ártico, fueron visibles a simple vista en estados del sur como Alabama, Tennessee y Nuevo México, sorprendiendo a miles de residentes.
El evento fue causado por una eyección de masa coronal (CME) proveniente del Sol, que golpeó el campo magnético terrestre con una intensidad inusual. Según expertos del Centro de Predicción del Clima Espacial, este fenómeno geomagnético fue uno de los más intensos de la última década, comparable a la tormenta solar de mayo de 2024. La actividad elevó el índice Kp a niveles que permitieron la aparición de auroras en latitudes extremadamente bajas.
La combinación de cielos despejados y un pico de actividad entre las 23:00 y las 03:00 permitió que el fenómeno se observara sin necesidad de telescopios ni cámaras especiales. Redes sociales se llenaron de imágenes y videos que capturaban las cortinas de luz en tonos verdes, rojos y púrpura, generando un fenómeno viral y una renovada fascinación por la ciencia espacial.
Aunque el evento fue principalmente estético, las autoridades advirtieron sobre potenciales afectaciones en comunicaciones por radio de alta frecuencia, sistemas GPS y redes eléctricas de gran escala. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición no se han reportado fallos importantes, según la Oficina Nacional de Preparación para Emergencias.
La comunidad científica ha destacado que estos eventos, aunque espectaculares, sirven también como recordatorio de la vulnerabilidad tecnológica de la Tierra ante fenómenos solares. “La tormenta fue una oportunidad única para la observación, pero también una llamada de atención para reforzar infraestructuras críticas”, señaló la astrofísica Tamitha Skov.
La tormenta está en fase de descenso, pero podría haber réplicas menores en los próximos días. Las agencias espaciales seguirán monitoreando la actividad solar, mientras miles de ciudadanos miran al cielo con la esperanza de una nueva oportunidad para ver las auroras boreales sin salir de casa.