El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, hizo un llamado público al presidente Javier Milei para convocar de manera urgente a los gobernadores de todo el país. La solicitud surge en el contexto del trágico triple femicidio ocurrido en la provincia, que el mandatario provincial vincula directamente con la escalada del narcotráfico. Kicillof enfatizó que este flagelo no es un problema exclusivo de una región, sino una amenaza que afecta a toda la Argentina, y que requiere una respuesta coordinada y federal para poder ser abordado con la seriedad y los recursos que demanda.
La declaración de Kicillof se produce en un momento de alta tensión social, donde la seguridad y el crimen organizado se han convertido en temas centrales del debate político. El gobernador bonaerense subrayó la necesidad de una estrategia de seguridad nacional que trascienda las jurisdicciones provinciales. Argumenta que las bandas criminales, especialmente las vinculadas al narcotráfico, operan con total libertad a lo largo y ancho del territorio, superando la capacidad de respuesta de las fuerzas de seguridad locales y provinciales sin una cooperación real y efectiva a nivel nacional.
El triple femicidio, que conmocionó a la opinión pública, sirvió de catalizador para esta solicitud. Kicillof no solo se refirió al hecho puntual, sino que lo utilizó como ejemplo de la violencia extrema y las consecuencias devastadoras que el crimen organizado y el narcotráfico tienen en la sociedad. Según expertos en seguridad, el narcotráfico no solo se limita a la venta de estupefacientes, sino que genera una red de delitos conexos, como extorsión, trata de personas y, en este caso, violencia de género extrema, que se manifiestan en los hechos más crueles.
La propuesta de Kicillof pone de manifiesto la complejidad de la situación de seguridad en Argentina, en la que confluyen múltiples factores. Mientras que algunos sectores políticos ven con buenos ojos la necesidad de un acuerdo federal, otros señalan la falta de una política de seguridad clara por parte del gobierno nacional. La convocatoria a una cumbre de gobernadores, en este sentido, podría servir como punto de partida para discutir la asignación de recursos, la coordinación de inteligencia y la implementación de operativos conjuntos.
El pedido de Kicillof a Milei también refleja las tensiones políticas entre el oficialismo y la oposición en un contexto de crisis. El gobernador, figura prominente de la oposición, busca no solo una respuesta concreta al problema de la inseguridad, sino también posicionar el tema en la agenda nacional y exigir una postura activa del Ejecutivo. La respuesta de la Casa Rosada a esta solicitud será clave para definir la tónica de la relación entre el gobierno nacional y las provincias en materia de seguridad.
De cara al futuro, la posible cumbre de gobernadores podría ser un espacio crucial para sentar las bases de una nueva política de seguridad. El éxito de este encuentro dependerá de la voluntad política de las partes y de la capacidad para dejar de lado las diferencias partidarias en pos de una solución a un problema que aqueja a millones de argentinos. Si se logra un acuerdo, podría marcar un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico; de lo contrario, la fragmentación de las estrategias podría profundizar aún más la crisis de seguridad.