En un paso significativo hacia la equidad social y el desarrollo rural, el Gobierno de la provincia de Chaco ha anunciado que más de 40 familias de la localidad de Napenay han sido finalmente conectadas a la red de energía eléctrica. Este logro pone fin a décadas de espera y representa un hito para una comunidad que durante mucho tiempo vivió en la oscuridad. El proyecto, que incluyó la instalación de nueva infraestructura y la extensión de líneas de media y baja tensión, forma parte de un plan integral de electrificación rural que busca llevar servicios básicos a las zonas más postergadas del interior provincial.
El acceso a la energía eléctrica no es solo una cuestión de comodidad, sino un motor de desarrollo. Para estas familias, la conexión a la red les permitirá mejorar su calidad de vida, acceder a tecnologías modernas, preservar alimentos y, en el caso de los pequeños productores, mejorar sus procesos productivos. «Es un sueño hecho realidad. Durante años vivimos sin luz, dependiendo de velas y generadores. Ahora nuestros hijos podrán estudiar de noche y nuestra vida va a cambiar por completo», relató una vecina de Napenay visiblemente emocionada. El proyecto también contribuirá a la seguridad de la zona y al desarrollo de nuevos emprendimientos locales.
La iniciativa fue impulsada por el Gobierno de la provincia de Chaco en colaboración con la empresa provincial de energía, y se enmarca en una política pública que busca reducir la brecha de infraestructura entre las zonas urbanas y rurales. El gobernador de la provincia, Jorge Capitanich, celebró el logro y destacó que «este es un acto de justicia social. El Estado debe estar presente para garantizar los derechos básicos de todos los ciudadanos, vivan donde vivan.» El proyecto no solo beneficia a las familias conectadas, sino que también sienta un precedente para futuras obras de electrificación en otras zonas aisladas de la provincia.
Según datos del Ministerio de Planificación de la provincia, todavía existen miles de familias que no tienen acceso a la red eléctrica en las zonas rurales de Chaco. La inversión en infraestructura, aunque costosa, es fundamental para garantizar la igualdad de oportunidades y para que el desarrollo llegue a todos los rincones del territorio. La conexión de Napenay es un paso importante, pero el desafío es enorme y requiere de una planificación a largo plazo y de una inversión sostenida por parte del Estado y el sector privado.
El acceso a la energía eléctrica también tiene un impacto directo en la salud y la educación. La posibilidad de refrigerar medicamentos, mantener equipos médicos en funcionamiento y de iluminar las aulas en las escuelas rurales son solo algunos de los beneficios que esta obra traerá a la comunidad. Además, la electrificación abre la puerta a la llegada de nuevas tecnologías, como el acceso a internet, lo que podría reducir la brecha digital y conectar a estas comunidades con el resto del mundo.
El caso de Napenay es un ejemplo de cómo la inversión en infraestructura puede transformar la vida de las personas. El acceso a servicios básicos es una condición fundamental para el desarrollo humano y social. Si bien el camino por recorrer es largo, la noticia de que 40 familias finalmente tienen luz en sus hogares es una señal de esperanza y un recordatorio de que el progreso, cuando es equitativo, puede llegar a los lugares más recónditos. El desafío ahora es replicar este modelo en otras comunidades que aún esperan el milagro de la electricidad.
