El Gobierno no tiene planeado recalcular en la continuidad de sus actos de campaña de cara a las próximas elecciones en la provincia de Buenos Aires después de los tres episodios de violencia política que involucraron directamente al Presidente, en Lomas de Zamora; a su hermana Karina y al presidente de la Cámara de Diputados, en Corrientes; y a estudiantes universitarios en la sede de la Facultad de Derecho.
Envalentonados, no creen que los perjudiquen ante la opinión las imágenes del Presidente y el principal candidato bonaerense, José Luis Espert, huyendo en moto o escondiéndose de las agresiones de los violentos que les lanzaron piedras.
Al contrario: en Balcarce 50 celebraban, muy por lo bajo, que se estuviera discutiendo de violencia política contra el Presidente, después de semanas donde el ojo público estuvo puesto en los audios sobre supuesta corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), en el fentanilo contaminado; o de las sucesivas derrotas en el Congreso y respectivas las acusaciones de mala praxis política a los armadores de parte del grueso de los gobernadores. “No nos daña, al contrario, se está hablando de eso”, dijo un funcionario.