La legislatura bonaerense se convirtió en el epicentro de un intenso debate político tras la media sanción del proyecto que busca reinstaurar las reelecciones indefinidas para legisladores provinciales, concejales y consejeros escolares. La medida, impulsada por un sector del oficialismo kirchnerista y que había sido prohibida en 2016, ha desatado una ola de críticas y condenas por parte de la oposición y de voces disidentes dentro del propio peronismo. La votación en el Senado provincial, que culminó con un polémico desempate, expuso profundas divisiones y reavivó el debate sobre la alternancia política y la perpetuación en el poder.
La provisional aprobación del proyecto, con 22 votos a favor y 22 en contra, y el voto definitorio de la Vicepresidenta de la Cámara Alta, Verónica Magario, generó un inmediato repudio. Voceros del Frente Renovador, como Malena Galmarini y Sofía Vannelli, levantaron la voz contra la iniciativa, calificándola de un retroceso institucional que atenta contra los principios democráticos de renovación y pluralidad. Galmarini fue contundente al protestar contra los políticos «atornillados a sus sillas», mientras Vannelli enfatizó la postura histórica de su espacio en contra de la reelección ilimitada, abogando por la necesidad de integrar nuevas perspectivas en la vida política.
Las principales bancadas opositoras no tardaron en manifestar su rechazo unánime. La Unión Cívica Radical (UCR) denunció que, en medio de graves crisis provinciales en seguridad, educación y salud, la prioridad legislativa se desviaba hacia intereses particulares, en lugar de abordar las urgencias ciudadanas. En sintonía, La Libertad Avanza criticó duramente la medida, enmarcándola como un intento de «la casta» política por aferrarse al poder, una narrativa que resuena con su discurso de «Kirchnerismo o libertad».
El PRO, por su parte, calificó la media sanción como un «grave retroceso institucional» que vulnera directamente el principio de alternancia política, un pilar fundamental de la democracia. Recordaron la ley de 2016 que limitaba los mandatos consecutivos, destacando la importancia de la rotación de dirigentes para una representación más dinámica y fresca. El senador Alex Campbell reafirmó su compromiso con la alternancia, y la analista María Florencia Arietto, aunque inicialmente cautelosa, luego confirmó la votación decisiva y anticipó una fuerte batalla en la Cámara de Diputados, señalando directamente al senador Marcelo Daletto por su voto en favor del oficialismo.
Las implicaciones políticas de esta media sanción son trascendentales para la provincia de Buenos Aires, la más poblada y electoralmente significativa del país. La eliminación de las restricciones a la reelección modificaría sustancialmente el equilibrio político establecido en los últimos ocho años, permitiendo que figuras con fuerte arraigo territorial extiendan indefinidamente sus mandatos. La votación no solo reveló las fisuras internas en los bloques mayoritarios, con 19 de 21 legisladores peronistas apoyando el proyecto junto a dos libertarios «dialoguistas» y el monzoísta Daletto, sino que también puso en evidencia la crucial abstención de la senadora libertaria Silvana Ventura, que mantuvo el empate.
El proyecto ahora avanza a la Cámara de Diputados bonaerense, donde se espera una discusión política de alta tensión y un nuevo frente de conflicto. La polémica por las reelecciones indefinidas no solo reaviva el debate sobre la calidad institucional y la renovación de la dirigencia política, sino que también proyecta la sombra de una posible prolongación de ciertos liderazgos en desmedro de la meritocracia y la diversidad en el espectro político provincial, con un impacto que podría trascender las próximas elecciones.