Facundo Jones Huala, líder de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), fue nuevamente detenido en Río Negro, Argentina, bajo cargos de apología del crimen, un hecho que vuelve a poner en el centro del debate la conflictiva situación en la Patagonia y las tensiones entre el Estado y ciertos grupos de comunidades originarias. La captura, confirmada por la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, subraya la determinación del gobierno en mantener el orden y la seguridad en una región marcada por disputas territoriales y hechos de violencia.
La detención de Jones Huala se produce a poco más de cinco meses de su liberación, lo que añade una capa de complejidad a su historial judicial. En enero de 2025, el líder mapuche había sido aprehendido por intentar abrir vehículos estacionados en cercanías de los incendios forestales que azotaron Chubut, una situación que generó entonces un amplio repudio y controversia. Este nuevo episodio pone de manifiesto la persistencia de las acusaciones en su contra y la vigilancia constante de las autoridades sobre sus actividades.
El contexto de esta reciente aprehensión se enmarca en un escenario de creciente preocupación por la seguridad en la región patagónica. Diversos incidentes, como el ataque incendiario a la estancia «Amancay» en Esquel, han sido vinculados por el gobernador de Chubut a grupos extremistas con reivindicaciones territoriales, aunque sin atribuir directamente la responsabilidad a Jones Huala en este caso específico. Estos eventos alimentan el debate sobre la naturaleza y el alcance de la violencia en la zona.
La figura de Jones Huala ha sido históricamente controvertida. Conocido por su defensa del sabotaje como herramienta contra lo que él denomina la «infraestructura capitalista», sus declaraciones y acciones han generado tanto adhesiones como un fuerte rechazo en la sociedad argentina. Su postura respecto a los incendios en Chubut, donde minimizó la responsabilidad de su grupo, ha contribuido a la polarización de opiniones sobre el conflicto mapuche.
Expertos en seguridad y derecho analizan las implicancias de esta detención, señalando que la acusación de apología del crimen es un instrumento legal que busca desincentivar la incitación a la violencia. Sin embargo, la recurrente liberación y posterior detención de Jones Huala plantea interrogantes sobre la efectividad de las medidas judiciales y la necesidad de abordar las causas subyacentes de la conflictividad en la región, que a menudo involucran demandas históricas y sociales.
La reincidencia de Jones Huala en situaciones que derivan en su detención sugiere que el conflicto en la Patagonia dista de estar resuelto y podría escalar en tensiones futuras. La política de seguridad del gobierno nacional, que enfatiza la mano dura frente a este tipo de situaciones, se verá nuevamente a prueba, mientras que las organizaciones de derechos humanos y las comunidades mapuches continuarán monitoreando de cerca el desarrollo de los acontecimientos y las garantías procesales del líder detenido.















