La conmoción generada por el doble femicidio en la localidad de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba, ingresó en una fase determinante con la decisión judicial de imputar formalmente y ordenar el traslado a prisión del principal sospechoso, Pablo Latorre. El hombre, de 34 años, fue imputado por la Fiscalía de Instrucción por los crímenes de su madre y su hermana, un suceso que ha reactivado el debate sobre la violencia intrafamiliar y la protección de víctimas vulnerables.
Latorre fue trasladado al Establecimiento Penitenciario N° 6 de Río Cuarto, conocido popularmente como la cárcel de Bouwer. La medida fue tomada tras recolectarse evidencia suficiente en el lugar de los hechos y realizar las primeras pericias forenses, que sugieren un ataque de extrema violencia dentro del domicilio familiar, ubicado en el barrio Fénix de la ciudad cordobesa.
Según fuentes judiciales, la imputación provisional se basa en los cargos de doble femicidio, una calificación que agrava la pena debido al vínculo de parentesco y la condición de género de las víctimas. Los crímenes involucran a su madre, Mabel Murúa (de 65 años), y a su hermana, Vanesa Latorre (de 37 años). Este tipo de delitos, calificados bajo la figura de femicidio en el Código Penal argentino, conllevan una pena de prisión perpetua.
Antecedentes de Conflictos Intrafamiliares
El caso pone de relieve la existencia de antecedentes de conflicto intrafamiliar. Informes de la policía local indicaron que, si bien no constan denuncias formales por violencia de género recientes, existían tensiones y desentendimientos previos que serán claves para el desarrollo de la investigación. El análisis forense se centrará en la reconstrucción de las últimas horas de las víctimas y el móvil exacto del ataque.
Expertos en criminalística y violencia de género señalan que estos casos requieren una perspectiva integral que examine el historial de violencia y la dinámica de poder dentro del núcleo familiar, más allá del momento del hecho. La investigación buscará determinar si existían factores económicos, psicológicos o de salud mental que pudieron haber desencadenado la escalada fatal.
El doble femicidio en Río Cuarto, y el rápido accionar de la justicia al trasladar y asegurar al imputado en Bouwer, intenta llevar certidumbre a la comunidad. No obstante, el caso genera una profunda reflexión social sobre la necesidad de fortalecer los mecanismos de prevención y denuncia de la violencia intrafamiliar en sus estadios iniciales, antes de que derive en tragedias irreparables como la de Mabel y Vanesa.