Han transcurrido dos meses desde la detención del gendarme argentino Nahuel Gallo en Venezuela, y su familia continúa sin recibir información oficial sobre su paradero o los cargos que enfrenta. María Alexandra Gómez, su esposa, compartió con Infobae la angustia que vive diariamente: «Todas las noches escucho la voz de Nahuel diciéndome que se lo estaban llevando y eso no me deja dormir».
El 8 de diciembre de 2024, Gallo viajó a Venezuela para reunirse con su esposa y su hijo de dos años, Víctor. Sin embargo, fue detenido en el aeropuerto de San Antonio del Táchira. Desde entonces, su familia no ha tenido contacto directo con él. Días después de su arresto, el régimen de Nicolás Maduro difundió imágenes de Gallo en una cárcel venezolana, pero no brindó detalles sobre su situación legal.
El gobierno argentino, liderado por el presidente Javier Milei, ha denunciado la detención de Gallo ante la Corte Penal Internacional, calificándola como una «desaparición forzada». La Cancillería argentina ha exigido su liberación inmediata, señalando que se trata de una grave violación de los derechos humanos.
Por su parte, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, afirmó que Gallo está siendo procesado por presuntos vínculos con actividades terroristas. Sin embargo, hasta la fecha, no se han presentado pruebas concretas que sustenten estas acusaciones. María Alexandra Gómez ha rechazado estas imputaciones, asegurando que su esposo ingresó al país de manera legal y con el único propósito de visitar a su familia.
La detención de Gallo ha generado tensiones diplomáticas entre Argentina y Venezuela. Las relaciones entre ambos países se deterioraron tras la elección de Javier Milei como presidente argentino en 2023 y la controvertida reelección de Nicolás Maduro en julio de 2024. En agosto de 2024, Venezuela expulsó a los diplomáticos argentinos, aunque cinco activistas opositores permanecen refugiados en la embajada argentina en Caracas.
Mientras tanto, María Alexandra Gómez y su hijo Víctor enfrentan la incertidumbre y el dolor de no saber cuándo podrán reunirse nuevamente con Nahuel. «Nosotros estamos bien, estamos haciendo todo lo que se tiene que hacer para poder estar fuertes, para siempre tener el ánimo en alto», expresó Gómez, aferrándose a la esperanza de que esta pesadilla termine pronto.