El icónico Autódromo de Buenos Aires está inmerso en un ambicioso proceso de transformación que busca devolverle su estatus de escenario global del automovilismo. Con el objetivo de albergar el Campeonato Mundial de MotoGP a partir de 2027, y sin disimular el anhelo de un eventual regreso de la Fórmula 1, las obras en la pista marcan un hito crucial para el deporte motor argentino.
Si bien el trazado fue reasfaltado en 2023, las actuales modificaciones son imperativas para cumplir con los rigurosos estándares de las categorías de élite internacional. El renombrado ingeniero Hermann Tilke, una figura clave en el diseño de circuitos de Fórmula 1, es el cerebro detrás de estas renovaciones, garantizando que el diseño cumpla con las exigencias de seguridad y competición.
El presupuesto destinado a las obras para MotoGP, que incluyen las categorías Moto2 y Moto3, será financiado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, reflejando un compromiso institucional con la reactivación de eventos de magnitud. Esta inversión es fundamental para asegurar la homologación internacional necesaria y posicionar el autódromo en la élite mundial.
El nuevo circuito tendrá una extensión aproximada de 5.000 metros y presentará un concepto completamente renovado, previsiblemente una versión de los Circuitos 8 o 6, eliminando sectores clásicos del tradicional Circuito 9. Aunque la homologación inicial será FIA Grado 2 (apta para todas las categorías excepto Fórmula 1), el objetivo a largo plazo es alcanzar el Grado 1 para recibir nuevamente a la F1.
Las obras, que implican el cierre del Autódromo por seis meses, se espera que comiencen entre septiembre y diciembre de este año. La concreción de este proyecto para MotoGP, bajo un contrato que se extiende hasta 2030, representa un paso decisivo y estratégico en la visión de un retorno de la máxima categoría del automovilismo mundial, impulsado por el Gobierno porteño y promotores locales, especialmente con el ascenso del piloto argentino Franco Colapinto.
No obstante, el retorno de la Fórmula 1 implicaría un desafío económico sustancial, con una cuota anual estimada en 40 millones de dólares por un contrato de cinco años, además de la inversión significativa para la actualización a Grado 1. Aunque aún incierto, el presente de las renovaciones para MotoGP es visto como la piedra angular de un sueño que podría materializarse con el apoyo conjunto del estado y la inversión privada.