El gobierno argentino ha implementado una serie de medidas de política monetaria y fiscal, incluyendo un notable incremento en las tasas de interés, con el objetivo primordial de absorber el excedente de pesos en el mercado y mitigar la presión sobre el tipo de cambio, lo cual, a su vez, busca contener la escalada inflacionaria. Esta estrategia integral se despliega en un contexto de persistente volatilidad cambiaria y una atenta vigilancia sobre su impacto en los precios al consumidor.
El equipo económico ha orquestado una combinación de operaciones que incluyen la intervención en futuros de dólar, la utilización de pases pasivos y la emisión de Letras del Tesoro a tasas más elevadas. Esta articulación de instrumentos financieros busca de manera coordinada retirar liquidez del mercado, evitando así que los pesos disponibles se dirijan hacia la compra de divisas y generen una mayor depreciación de la moneda local. La meta es establecer un nuevo equilibrio en el mercado cambiario que ofrezca mayor estabilidad.
La medida más reciente y destacada ha sido la colocación de Letras del Tesoro con rendimientos superiores a los observados previamente en el mercado, e incluso por encima de las proyecciones inflacionarias. A modo de ejemplo, la Letra del Tesoro más corta, a 15 días, exhibe una Tasa Efectiva Mensual del 3.31%, duplicando la inflación registrada en junio. Incluso la tasa más baja adjudicada, del 2.9% mensual, se mantiene significativamente por encima del Índice de Precios al Consumidor esperado para los próximos meses, según análisis especializados.
Según la consultora PxQ, la inicial disminución de las tasas de interés de corto plazo incentivó una mayor demanda de moneda extranjera, lo que impulsó al Banco Central a una intervención activa mediante tres herramientas clave: contratos de futuros de dólar, requisitos de encaje mínimo y operaciones de mercado abierto en el mercado secundario de bonos del Tesoro. Esta intervención, particularmente visible desde el 11 de julio en Lecap (Letras Capitalizables) de corto plazo y futuros de dólar de julio y agosto, fue dirigida más a controlar las tasas implícitas que a los agregados monetarios, con un claro enfoque en el tipo de cambio.
En línea con esta estrategia, el Banco Central también reintrodujo pases pasivos a un día, señalizando una tasa del 36%, superior a la tasa Lefi anterior del 29%. La consultora 1816, por su parte, ha planteado la hipótesis de que el gobierno podría haber permitido intencionalmente un reajuste del tipo de cambio con el fin de mejorar su posición de moneda extranjera y acelerar la acumulación de reservas, un aspecto crucial en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional por un desembolso de USD 2 mil millones. Se proyecta que los ingresos de dólares del sector agropecuario se mantengan por encima de los USD 300 millones diarios hasta el 22 de julio.
En cuanto al impacto en los precios, la consultora 1816 sugiere que cualquier aumento en el tipo de cambio que no se traduzca en una suba significativa del Índice de Precios al Consumidor sería bien recibido por el mercado. Sin embargo, EcoGo reporta que en la segunda semana de julio, el rubro de alimentos consumidos en el hogar experimentó una leve aceleración, aumentando un 0.5%. Sus estimaciones preliminares para la inflación de alimentos en julio se sitúan en 1.7%, y el indicador general de precios en 1.8% al incluir los alimentos consumidos fuera del hogar, que mostraron un alza del 2.7%. EcoGo enfatiza que, a pesar del incremento del tipo de cambio, su relevamiento no ha detectado un «pass-through» significativo a los precios, lo que indica un impacto limitado hasta el momento.