El Gobierno, encabezado por Javier Milei, intenta fomentar el uso del dólar en las transacciones económicas para mitigar los efectos de la apreciación del peso argentino, un fenómeno que afecta la competitividad del sector real. La cotización del dólar cayó esta semana por debajo de los $1.100, un nivel que, según economistas, comienza a complicar a las empresas exportadoras y a otros sectores que dependen de un tipo de cambio más alto para mantener márgenes competitivos.
En declaraciones recientes, Milei reconoció las dificultades que esta situación genera para la economía real. “La caída del precio del dólar puede ser positiva para el poder adquisitivo en el corto plazo, pero es un problema serio para los sectores productivos”, afirmó el presidente. A raíz de esta situación, resurgió en el debate económico la idea de la «dolarización endógena», que propone una mayor integración del dólar en las operaciones diarias sin adoptar una dolarización formal inmediata.
El equipo económico evalúa opciones para frenar la apreciación del peso, entre ellas una mayor flexibilización cambiaria o medidas para incrementar la demanda de dólares en el mercado interno. Sin embargo, la cautela predomina ante el riesgo de generar volatilidad en un sistema financiero aún en transición. La flotación administrada se mantiene como una herramienta clave, pero no se descarta ajustar las tasas de interés para incentivar un equilibrio más favorable entre la oferta y la demanda de divisas.
Desde el sector exportador, las críticas no tardaron en llegar. Representantes agroindustriales y empresarios vinculados a la economía del conocimiento advirtieron que la caída del dólar dificulta la competitividad en los mercados internacionales. «Estamos vendiendo a precios globales mientras enfrentamos costos locales en una moneda que se aprecia demasiado rápido», señalaron desde la Cámara de Exportadores.
A pesar de las dificultades, el Gobierno sostiene que la apreciación del peso refleja un nivel de confianza inicial en las políticas económicas adoptadas, aunque reconocen que esto puede ser un arma de doble filo. En este contexto, el ministro de Economía subrayó que cualquier intervención buscará “proteger la competitividad de los sectores estratégicos sin comprometer la estabilidad macroeconómica”.
La estrategia de impulsar el uso del dólar como mecanismo estabilizador será un desafío político y técnico en los próximos meses. El Gobierno enfrenta el reto de implementar medidas que equilibren la balanza económica sin generar tensiones sociales, especialmente en un país donde la dolarización sigue siendo un tema de alta sensibilidad política y económica. Analistas prevén que los próximos pasos serán cruciales para definir la dirección del nuevo modelo económico.
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