El Gobierno argentino y el bloque de diputados del PRO acordaron este lunes avanzar en un proyecto de ley para privatizar Aerolíneas Argentinas, en una reunión clave que tuvo lugar en Casa Rosada. El encuentro, encabezado por Guillermo Francos, designado para liderar el diálogo con la oposición, y varios legisladores del PRO, marca un nuevo paso en la búsqueda de una reestructuración profunda de la aerolínea de bandera, que ha generado un intenso debate en el ámbito político y sindical. La reunión no contó con la participación del jefe del bloque del PRO, Cristian Ritondo, debido a problemas de agenda.
El acuerdo alcanzado con el partido opositor «amarillo» es parte de una estrategia más amplia del Gobierno para avanzar en la reducción del déficit fiscal, una de las demandas más fuertes del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el marco de las negociaciones por la deuda. Según fuentes cercanas a las negociaciones, el proyecto contempla una gradual privatización de la compañía, manteniendo una parte de las acciones en manos del Estado para garantizar un control estratégico, pero abriendo la puerta al capital privado para mejorar la eficiencia operativa.
La discusión sobre el futuro de Aerolíneas Argentinas ha sido uno de los puntos más conflictivos en la agenda económica. Desde que fue renacionalizada en 2008, la empresa ha recibido subsidios estatales por miles de millones de dólares, generando críticas desde varios sectores que sostienen que el modelo actual es insostenible. El PRO, alineado con una visión más pro-mercado, ha sido uno de los principales impulsores de la privatización, argumentando que la gestión privada mejoraría el servicio y reduciría la carga para las finanzas públicas.

El próximo miércoles, funcionarios del Gobierno y representantes de los empleados de Aerolíneas expondrán sus puntos de vista en una audiencia en el Congreso. Se espera que los sindicatos de la aerolínea, que han sido históricamente opositores a cualquier tipo de privatización, presenten una fuerte resistencia al proyecto. Los gremios han advertido sobre posibles paros y movilizaciones, argumentando que una eventual privatización pondría en riesgo miles de empleos y afectaría la conectividad del país, especialmente en rutas menos rentables que solo son operadas por la aerolínea de bandera.
Por otro lado, los defensores de la privatización sostienen que Aerolíneas Argentinas podría ser una empresa más competitiva en manos privadas, como ocurrió con otras aerolíneas estatales en la región. Señalan que la empresa ha sido ineficiente en su gestión, con múltiples denuncias por sobrecostos y manejo discrecional de recursos públicos. «Es hora de dejar atrás un modelo que no funciona y que nos cuesta millones a todos los argentinos», afirmó uno de los diputados del PRO que participó en la reunión.
El proyecto de ley, que aún está en una fase preliminar, deberá pasar por varias comisiones antes de ser tratado en el recinto. El Gobierno, que ha mantenido una postura más moderada en temas económicos, parece dispuesto a avanzar con la privatización, pero también busca evitar un choque frontal con los sindicatos. En ese sentido, la audiencia en el Congreso será clave para medir el nivel de apoyo y oposición que tiene la iniciativa.
La privatización de Aerolíneas Argentinas promete convertirse en uno de los temas más calientes del debate político en los próximos meses. Con la empresa representando un símbolo nacional para muchos sectores, pero también una fuente de controversia por su gestión deficitaria, el desenlace de este proyecto podría marcar un hito en la política económica del país. Mientras tanto, el diálogo entre el oficialismo y el PRO se intensifica, con la mirada puesta en lograr un consenso para llevar el proyecto al Congreso y conseguir los votos necesarios para su aprobación.
Las próximas semanas serán decisivas para el futuro de Aerolíneas Argentinas, una empresa que ha estado en el centro del debate político y económico del país durante décadas.