En un encuentro de alto simbolismo, el papa Francisco recibió en el Vaticano a Patricio “Pato” Fontanet, exlíder de la banda Callejeros, acompañado por músicos de su agrupación actual, Don Osvaldo. Durante la audiencia privada, Fontanet entregó al pontífice un libro dedicado a las víctimas de la tragedia de Cromañón, el incendio que marcó un antes y un después en la historia cultural y social de Argentina.
El libro, que recopila testimonios y fotografías en homenaje a las 194 víctimas del siniestro ocurrido en 2004, fue presentado como un símbolo de memoria y justicia. Según trascendió, el material busca reflexionar sobre la importancia de la prevención y la responsabilidad colectiva frente a tragedias evitables. El Papa, conocido por su cercanía a los temas sociales y su sensibilidad hacia los jóvenes, destacó la relevancia de mantener viva la memoria para evitar que hechos similares se repitan.
En la reunión también participaron miembros de Don Osvaldo, la banda que Fontanet fundó tras la disolución de Callejeros. Los músicos compartieron con Francisco su experiencia de transformar el dolor en música, un proceso que consideran esencial para la sanación personal y colectiva. “El arte, como la fe, es una herramienta para encontrar sentido en medio de la adversidad”, afirmó uno de los integrantes.
Francisco, siempre atento a las expresiones culturales populares, subrayó la importancia de la música como vehículo de transformación social y reconciliación. Además, destacó el papel de los artistas en la creación de espacios de diálogo, especialmente en contextos de división y controversia como el que rodeó a Fontanet tras la tragedia.
La visita también tuvo un trasfondo de reconciliación personal y comunitaria. Para muchos, Fontanet sigue siendo una figura controversial debido a su rol en los eventos de Cromañón y los años de juicios posteriores. Sin embargo, este encuentro con el Papa podría marcar un nuevo capítulo en su búsqueda de redención y compromiso con las víctimas y sus familias.
El gesto del pontífice fue interpretado como un llamado a la reflexión y al diálogo. En un mundo marcado por la polarización, el mensaje de Francisco resuena como una invitación a superar los prejuicios y a trabajar juntos por una sociedad más justa y solidaria. El impacto del encuentro trasciende lo individual y se proyecta como un recordatorio del poder del perdón y la memoria colectiva.