El PRO ha decidido tomar la bandera de la «Ficha Limpia» como eje central de su campaña en la Ciudad de Buenos Aires, buscando diferenciarse de La Libertad Avanza y recuperar votos del electorado moderado. La estrategia, impulsada por figuras como Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, apunta a resaltar la experiencia de gobierno y la transparencia en la gestión, en contraste con los cuestionamientos a algunos candidatos libertarios.
Según encuestas internas, el 62% de los votantes porteños considera relevante la ausencia de causas judiciales en los candidatos, un punto que el PRO busca capitalizar. «No es solo una ley, es un principio ético», declaró Bullrich en un reciente acto en Palermo, donde criticó la falta de antecedentes en la gestión de sus rivales.
Los libertarios, por su parte, acusan al PRO de hipocresía, recordando casos de corrupción durante el macrismo. Sin embargo, el oficialismo porteño insiste en que su gabinete cuenta con funcionarios con décadas de trayectoria intachable, un mensaje dirigido a sectores socioeconómicos altos y medios.
Analistas políticos señalan que la pulseada por la «moral pública» podría definir elecciones ajustadas, especialmente en distritos clave como Belgrano o Recoleta. Mientras tanto, el PRO prepara una serie de spot publicitarios resaltando sus logros en seguridad y educación, pilares que complementan la narrativa de transparencia.
La oposición, incluidos el kirchnerismo y la izquierda, desestiman la estrategia y la tildan de «desesperada». No obstante, con un escenario fragmentado, el PRO confía en que la polarización con los libertarios les permitirá consolidar su base.