Una ola de alivio y profunda emoción recorrió a la comunidad argentina y a Israel tras la difusión de la primera imagen de Ariel Cunio y Eitan Horn, dos de los rehenes argentinos que fueron liberados por el grupo terrorista Hamas. Su liberación se produce después de más de 700 días de cautiverio en la Franja de Gaza, como parte de la fase final del acuerdo negociado entre Israel y Hamas con la mediación de Estados Unidos.
El regreso de Cunio y Horn, junto a otros 18 rehenes israelíes vivos, marca la culminación de un dramático esfuerzo diplomático y pone fin a una pesadilla que se extendió desde el brutal ataque del 7 de octubre de 2023. Ambos jóvenes, secuestrados en el kibutz Nir Oz, se convirtieron en un símbolo de los lazos entre Argentina e Israel y de la fragilidad de la vida en la zona de conflicto.
La Repercusión en Argentina
La noticia tuvo una resonancia inmediata en Argentina, donde los familiares de los rehenes, nucleados en el Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas, habían mantenido una campaña constante de visibilización y presión diplomática. Fuentes cercanas a la Cancillería argentina confirmaron que el Estado colaboró activamente en las gestiones de la liberación, que se articuló a través de canales diplomáticos con Qatar, Egipto y Estados Unidos.
El estado de salud de los liberados es la principal preocupación de los equipos médicos. Tras ser entregados al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), fueron trasladados a hospitales israelíes para recibir atención integral, tanto física como psicológica. Los informes preliminares indican un desgaste evidente producto de las condiciones de cautiverio, pero también una profunda emoción por el reencuentro inminente con sus seres queridos.
Aunque el acuerdo permite el regreso de los rehenes vivos, la situación de otros ciudadanos argentinos sigue siendo trágica. El caso más conmovedor es el de la familia Bibas, cuyo integrante menor, el bebé Kfir, de solo un año, junto a su hermano Ariel y su madre Shiri, no sobrevivieron al secuestro. Su destino subraya la complejidad y el costo humano de la crisis que se busca cerrar.
La imagen de Ariel Cunio y Eitan Horn, aunque fugaz, se transforma en un poderoso mensaje de resiliencia y esperanza. Sin embargo, su liberación no cierra el capítulo de la guerra. La diplomacia argentina e israelí deberán continuar cooperando en la recuperación de los restos de los ciudadanos fallecidos y en la búsqueda de soluciones de largo plazo que impidan la repetición de este tipo de crímenes de guerra.