La proximidad del Día de la Madre se ha convertido, una vez más, en la gran apuesta del comercio minorista para inyectar dinamismo a sus cajas en medio de un contexto macroeconómico desafiante. Desde el centro de Resistencia, los pequeños y medianos comerciantes reportan un optimismo cauteloso, fundamentado principalmente en la activación de agresivas estrategias de pago, como las promociones bancarias y los planes de cuotas sin interés, buscando así un repunte que alivie un año marcado por la retracción del consumo. Esta fecha clave del calendario comercial es percibida como una oportunidad crucial no solo para incrementar las ventas, sino para mantener la moral del sector.
El sector comercial, en particular las pymes, ha atravesado un período de gran dificultad, lidiando con una estructura de costos elevada y una presión fiscal constante. Si bien la celebración del Día de la Madre genera inherentemente un fuerte impulso emocional en la demanda, los comerciantes son conscientes de que la situación financiera de las familias exige soluciones creativas. En este escenario, la clave reside en facilitar la compra, no solo en ofrecer variedad de productos.
La herramienta fundamental para impulsar las transacciones es el esquema de financiación. Se ha intensificado la colaboración con entidades financieras para ofrecer hasta diez cuotas sin interés y bonificaciones de reintegro en compras, buscando mitigar el efecto de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Estas facilidades, especialmente las que se activan en los días previos a la celebración, son el motor que los negocios esperan para canalizar las intenciones de compra del consumidor hacia un gasto efectivo.
En cuanto a las preferencias de los consumidores, los comerciantes reportan que se mantienen las tendencias hacia regalos con valor simbólico o utilitario. Artículos de decoración para el hogar, como floreros y portavelas, compiten con los clásicos infalibles, como las tazas con dedicatorias especiales. Encargados de locales, como Elvira en Resistencia, señalan que estos productos permiten a los clientes expresar afecto sin incurrir en gastos excesivos, ofreciendo también alternativas muy económicas, como sahumerios de calidad, para presupuestos más ajustados.
A pesar de las expectativas, el sector pyme no oculta su fragilidad. Voceros de cámaras comerciales han insistido en que, aunque fechas como esta brindan un oxígeno temporal, los desafíos estructurales persisten. La presión impositiva y la lucha diaria por generar empleo y cumplir con las obligaciones tributarias son descritas con crudeza, señalando que el sector «siempre está con el zapato del fisco sobre la cabeza,» una metáfora que refleja el desequilibrio entre el esfuerzo productivo y la carga estatal.
De cara al fin de semana, la expectativa se centra en los últimos días, históricamente los de mayor volumen de ventas. El éxito de esta jornada no solo medirá el flujo de caja del cuarto trimestre, sino que también enviará una señal sobre la resiliencia del consumo local ante la incertidumbre económica. Para miles de pequeños empresarios, el repunte del Día de la Madre es más que una venta; es la confirmación de que la lucha diaria por sostener sus negocios, apelando a la creatividad y a las promociones, aún vale la pena.