Tras su regreso de la gira por Estados Unidos, el presidente Javier Milei optó por recluirse en la Residencia de Olivos, marcando una distinción geográfica de la actividad política central que se desarrollaba simultáneamente en Casa Rosada. En el histórico palacio de gobierno, la figura de su hermana, la Secretaria General de la Presidencia Karina Milei, junto al asesor Santiago Caputo, encabezó un encuentro crucial de la «Mesa de Campaña» del oficialismo, enfocado en reorientar la estrategia de cara a las próximas elecciones legislativas.
La distribución de roles subraya una consolidación del núcleo duro del poder presidencial en el manejo político y estratégico. Mientras el Presidente se dedica a los asuntos de Estado y la agenda internacional, su hermana y Caputo asumen la coordinación táctica de la militancia y el mensaje proselitista. Este esquema busca maximizar la eficiencia en la toma de decisiones de campaña, evitando diluciones en la cadena de mando.
La reunión en Casa Rosada, de carácter netamente electoral, se produce en un contexto de intensa redefinición territorial y discursiva para el oficialismo. Según trascendió de fuentes cercanas a la Jefatura de Gabinete, el objetivo es capitalizar los resultados económicos recientes (como la mencionada acumulación de reservas) y contrastar la gestión gubernamental con la oposición, apuntando a movilizar el voto duro y, simultáneamente, reconquistar a sectores de la sociedad que manifestaron descontento en comicios recientes.
La centralidad de Karina Milei y Santiago Caputo en esta mesa no es casual; ambos son considerados los artífices de la estrategia comunicacional y política que llevó al actual mandatario a la presidencia. Su rol ahora es blindar la narrativa y unificar el mensaje de todos los referentes de La Libertad Avanza (LLA), particularmente en la Provincia de Buenos Aires, un distrito clave donde el oficialismo busca mejorar significativamente su performance.
La decisión del Presidente de permanecer en Olivos en las horas inmediatamente posteriores a su viaje se interpreta como un enfoque en la «gestión desde el centro» y la preparación de los próximos anuncios de gobierno, delegando las operaciones políticas más sensibles a sus principales operadores. Esta doble vía —la gestión presidencial desde Olivos y la estrategia política desde Casa Rosada— refleja la dinámica de poder del actual gobierno, con una fuerte impronta personalista y de alta confianza.
El desafío inmediato para la Mesa de Campaña es asegurar que la mejora en algunas variables económicas se traduzca en un apoyo electoral tangible, lo cual requiere superar las fricciones internas que han caracterizado al espacio y proyectar una imagen de solidez y coherencia. La coordinación entre los referentes territoriales, bajo la supervisión de Karina Milei y Caputo, será la prueba de fuego para determinar la eficacia de este esquema de poder dual.