El histórico líder sindical Hugo Moyano negó rotundamente que tenga intenciones de asumir un rol formal en la conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT), en reemplazo de su hijo, Pablo Moyano, quien recientemente dejó su cargo en la cúpula de la central obrera. Sin embargo, fuentes cercanas al veterano dirigente alimentaron las especulaciones sobre un eventual retorno al liderazgo sindical, generando un clima de incertidumbre dentro del movimiento obrero.
La vacante en la CGT, surgida tras la salida de Pablo Moyano en medio de tensiones internas, será el tema central de la reunión ampliada de la mesa chica cegetista prevista para el próximo martes. El encuentro busca delinear el futuro de la central y garantizar una conducción estable en un momento clave para las negociaciones paritarias y el diálogo con el nuevo gobierno. La asistencia confirmada de Hugo Moyano a esta reunión ha avivado rumores sobre su posible regreso al mando.
Aunque Moyano padre aseguró en declaraciones públicas que no tiene interés en asumir nuevamente un rol protagónico en la CGT, algunos integrantes del sector sindical que representa a los camioneros insisten en que su experiencia y liderazgo son necesarios en esta etapa de transición. «Hugo es un hombre de peso y podría ser un factor de cohesión en estos tiempos de divisiones internas», comentó un dirigente que prefirió el anonimato.
El alejamiento de Pablo Moyano dejó al descubierto las fracturas dentro del triunvirato que lideraba la CGT junto a Héctor Daer y Carlos Acuña. Mientras algunos sectores de la central obrera reclaman una renovación que permita incorporar nuevos liderazgos, otros consideran que el regreso de Moyano padre podría ser una solución temporal para garantizar la estabilidad interna y evitar mayores fragmentaciones.
Por su parte, sectores aliados al moyanismo señalan que la presencia de Hugo en la CGT podría fortalecer las negociaciones con el gobierno de Javier Milei, quien asumió con un fuerte discurso contra el sindicalismo tradicional. No obstante, otros actores sindicales ven con recelo esta posibilidad, argumentando que podría consolidar una imagen de continuidad que no refleja las demandas de cambio en la base trabajadora.
La decisión final sobre el rumbo de la CGT se espera para las próximas semanas, en un contexto en el que los gremios enfrentan desafíos económicos y políticos significativos. Más allá de las declaraciones de Moyano, su rol como referente histórico y figura influyente en el movimiento obrero mantiene abiertas todas las posibilidades, mientras la central busca reorganizarse frente a un escenario político y económico incierto.