El arquero de Boca Juniors, Sergio «Chiquito» Romero, protagonizó un tenso enfrentamiento con los hinchas tras la derrota del equipo ante River Plate en el Superclásico disputado en La Bombonera. El partido, que terminó 1-0 a favor de River con gol de Manuel Lanzini, no solo significó un golpe deportivo para el club, sino que también dejó una polémica que podría tener consecuencias para el arquero.
Romero, de 37 años, fue señalado por varios aficionados tras el pitazo final. Durante su salida del campo, se vio envuelto en una fuerte discusión con un plateísta que lo insultó desde las gradas. En respuesta, el arquero subió a la valla que separa el campo de juego de la tribuna e intercambió insultos con el aficionado, generando un momento de gran tensión que requirió la intervención de otros jugadores y el personal de seguridad para evitar una escalada mayor.

Este altercado no solo causó preocupación en la dirigencia, sino que también aumentó el descontento de una parte de la hinchada, que ya venía criticando a Romero por sus recientes actuaciones, en especial tras su regreso de una lesión. En varios encuentros, su rendimiento ha sido cuestionado, incluyendo partidos clave como el de la Copa Argentina.
A raíz del incidente, la dirigencia de Boca está evaluando tomar medidas disciplinarias contra el arquero. Se habla de una posible sanción interna que podría incluir una suspensión de algunos partidos o incluso la pérdida de su lugar como titular. Aunque no ha habido un pronunciamiento oficial por parte del club, la presión sobre el jugador es notable, y su futuro inmediato en el equipo se encuentra en duda. Además, se informó que la policía labró una contravención contra Romero por infringir el Código de Convivencia Ciudadana, una medida que si bien no implica una acusación penal grave, refleja la gravedad del hecho dentro del contexto deportivo y social.

Mientras tanto, el Consejo de Fútbol de Boca, encabezado por Juan Román Riquelme, está buscando cómo manejar la situación, especialmente considerando que el club atraviesa un momento complicado tanto en lo deportivo como en lo institucional, con el técnico Diego Martínez también bajo evaluación tras la derrota en el Superclásico.El próximo paso será ver cómo afecta este incidente a la relación entre Romero, la hinchada y la dirigencia de Boca, en un contexto donde los resultados y la calma en el vestuario se vuelven imprescindibles para mejorar la situación del equipo.