El 24 de febrero de 2025, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que exige a Rusia la retirada inmediata de sus tropas de Ucrania, marcando un hito en el conflicto que comenzó en 2022. La resolución, presentada por Ucrania y respaldada por sus aliados europeos, subraya el compromiso con la soberanía e integridad territorial de Ucrania, obteniendo 93 votos a favor, 18 en contra y 65 abstenciones. Entre los países que votaron en contra se encuentran Rusia y Estados Unidos, lo que refleja la creciente polarización internacional sobre cómo abordar la guerra en Ucrania.
Esta decisión se dio antes de la votación de otra propuesta, patrocinada por Estados Unidos, que abogaba por un fin rápido al conflicto, pero sin hacer mención explícita a la integridad territorial ucraniana. La propuesta estadounidense fue modificada en varias ocasiones por países europeos, quienes insistieron en la necesidad de condenar a Rusia como agresor y reafirmar la soberanía ucraniana, lo que resultó en una resolución revisada que recibió 93 votos a favor, 8 en contra y 73 abstenciones.
La viceministra de Exteriores de Ucrania, Mariana Betsa, calificó la votación como un «momento histórico» para la ONU y el futuro del mundo democrático. Subrayó que la forma en que la comunidad internacional responda a la agresión rusa definirá no solo el futuro de Ucrania y Europa, sino el de la propia organización. La postura ucraniana ha sido clara: cualquier intento de resolver el conflicto debe pasar por la restauración total de su territorio y la retirada de las tropas rusas.
En una resolución paralela, Estados Unidos promovió un enfoque más conciliatorio, buscando centrar los esfuerzos en el futuro y la búsqueda de una paz rápida. Sin embargo, Ucrania y sus aliados rechazaron esta propuesta al considerar que era insuficiente en términos de condena a Rusia. La embajadora de EE.UU., Dorothy Shea, defendió que su país propone una «declaración histórica» para un acuerdo de paz, pero el rechazo de Ucrania a esta idea subraya las tensiones en la postura de Occidente respecto al conflicto.
Además, la votación en la Asamblea General estuvo marcada por la complejidad de las enmiendas presentadas tanto por Rusia como por la Unión Europea, lo que generó una atmósfera de tensión diplomática. La postura de Estados Unidos es clara: no apoyará ninguna resolución que incluya enmiendas que no respalden su visión de un final rápido del conflicto. El Departamento de Estado incluso amenazó con vetar cualquier intento de modificación a su propuesta en el Consejo de Seguridad, lo que podría agravar aún más la división internacional.
La situación en Ucrania sigue siendo uno de los principales puntos de fricción en la política internacional. A pesar del fuerte respaldo europeo y de otras naciones, las posturas divergentes dentro de la comunidad internacional, incluyendo la división en Estados Unidos, complican la búsqueda de una solución duradera. Mientras tanto, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky continúa reiterando su llamado a una «paz real y duradera», abogando por la unidad internacional para derrotar a Rusia y asegurar la soberanía de su país.