El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) reveló estadísticas que cuestionan la certeza popular sobre la «Tormenta de Santa Rosa», una creencia que anticipa lluvias intensas alrededor del 30 de agosto. Según los datos históricos del Observatorio Central Buenos Aires (OCBA), en los últimos 118 años, solo en el 57% de las ocasiones se han registrado tormentas en las fechas cercanas a esta festividad religiosa. Este análisis incluyó un período que abarca desde el 25 de agosto hasta el 4 de septiembre, con la finalidad de captar cualquier evento de tormenta asociado.
Aunque se produjo alguna tormenta en 67 de los 118 años registrados, el estudio revela que no todas las precipitaciones fueron intensas ni abundantes. Los especialistas aclaran que para que una lluvia sea considerada tormenta, debe haber actividad eléctrica, lo que no siempre ocurre en esta época del año. En efecto, muchas de las precipitaciones que se registraron en torno al 30 de agosto no cumplieron con los criterios técnicos que definen a una tormenta, como la presencia de relámpagos y truenos.

La frecuencia de estas tormentas también varía considerablemente según la región. En zonas como la Patagonia o el Noroeste Argentino, donde la estación seca prevalece, la «Tormenta de Santa Rosa» es un fenómeno raro o inexistente. Por el contrario, en el centro y noreste del país, donde las condiciones climáticas de finales de agosto favorecen la formación de nubes convectivas, la probabilidad de tormentas es mayor, aunque no necesariamente más severas que en otros momentos del año.
En conclusión, aunque la «Tormenta de Santa Rosa» es un fenómeno conocido y esperado por muchos, los datos históricos del SMN sugieren que su ocurrencia no es tan predecible ni uniforme como se cree. La tradición popular sobre esta tormenta no siempre coincide con la realidad climática, y su intensidad y frecuencia dependen en gran medida de la región y de las condiciones atmosféricas específicas de cada año.