Miles de manifestantes se congregaron hoy en Plaza de Mayo en apoyo a la ex vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, tras conocerse la condena en su contra. La movilización, convocada por diversos sectores del kirchnerismo y organizaciones sociales, generó un fuerte operativo de seguridad y controles policiales sobre los accesos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, reflejando la polarización política que atraviesa el país.
Desde las primeras horas de la mañana, micros y vehículos particulares comenzaron a llegar a la capital, muchos de ellos interceptados en los puntos de control dispuestos por las fuerzas de seguridad. Esta medida, justificada por las autoridades en la necesidad de garantizar el orden público y la seguridad vial, generó demoras y algunas fricciones con los manifestantes, quienes denunciaron intentos de obstaculizar la llegada a la Plaza.
La condena a Cristina Kirchner, dictada en el marco de una causa por corrupción, ha reavivado el debate sobre la judicialización de la política y el rol del Poder Judicial en la Argentina. Mientras sus defensores argumentan persecución política y «lawfare», sus detractores celebran la decisión como un paso hacia la transparencia y la rendición de cuentas de los funcionarios públicos. La movilización de hoy es una clara muestra de la división de opiniones en la sociedad.
Analistas políticos señalan que esta marcha no solo busca expresar apoyo a la figura de la ex mandataria, sino también consolidar la base de un sector del peronismo y enviar un mensaje al gobierno actual sobre la capacidad de convocatoria de la oposición. La presencia de diversas agrupaciones políticas, sindicales y de derechos humanos subraya la amplitud del espectro que respalda a Fernández de Kirchner frente a la sentencia.
El operativo de seguridad desplegado por la Policía de la Ciudad y otras fuerzas federales fue considerable, con un monitoreo constante de los puntos de concentración y de los flujos de personas. Si bien se registraron algunos incidentes menores, la jornada transcurrió mayormente en paz, con los manifestantes expresando su descontento y su respaldo a través de cánticos y pancartas.
La repercusión de esta movilización se extenderá en los próximos días, alimentando el debate público sobre el futuro político de la ex vicepresidenta y el escenario electoral venidero. La capacidad de convocatoria del kirchnerismo en las calles sigue siendo un factor relevante en la dinámica política argentina, y esta marcha representa un claro mensaje sobre la persistencia de su influencia, más allá de los fallos judiciales.