El expresidente Mauricio Macri lanzó una fuerte crítica contra la clase política actual durante un evento en Buenos Aires, afirmando que muchos dirigentes «ya fueron comprados» y que solo quedan aquellos con valores firmes. Sus declaraciones generaron reacciones inmediatas en redes sociales y en la oposición oficialista.
Macri, líder de Pro, aseguró que la corrupción sigue siendo un problema estructural en Argentina y mencionó que «los que resisten sin venderse son los que pueden cambiar el país». Analistas políticos interpretaron sus palabras como un guiño a su posible candidatura en las próximas elecciones legislativas.
El exmandatario también hizo referencia a casos de corrupción recientes, como el escándalo en San Lorenzo, aunque sin mencionarlo directamente. «Hay ejemplos claros de cómo el dinero corrompe hasta las instituciones más respetadas», agregó.
Expertos en política destacan que el discurso de Macri busca reposicionarlo como una figura ética frente al desgaste de otros líderes. Sin embargo, sus detractores lo acusan de hipocresía, recordando investigaciones judiciales durante su gobierno.
En paralelo, sectores del oficialismo respondieron que «la moral no es monopolio de nadie» y exigieron pruebas concretas de sus acusaciones. Mientras tanto, el mercado político analiza si este mensaje calará en un electorado cansado de la grieta.
El evento cerró con un llamado a la unidad de la oposición, aunque sin detalles sobre alianzas. Macri insinuó que habrá novedades en los próximos meses, alimentando rumores sobre su regreso a la primera línea.















