En un inesperado quiebre de la unidad oficialista, Máximo Kirchner subió la apuesta en el marco de la campaña electoral y lanzó una fuerte crítica a la gestión del gobernador Axel Kicillof, poniendo el foco en la falta de obras en el partido de Quilmes. La declaración, realizada en un acto público, ha generado un terremoto político dentro del Frente de Todos, dejando al descubierto tensiones internas y disputas de poder que se creían superadas.
La arremetida de Kirchner no es casual y se inscribe en una estrategia más amplia de posicionamiento de cara a las próximas elecciones. Al señalar la necesidad de «más obras en Quilmes», el líder de La Cámpora no solo marca una diferencia con el gobierno provincial, sino que también busca conectar con demandas sociales concretas de la base electoral, especialmente en un distrito clave del conurbano bonaerense. Su discurso, centrado en la gestión y en las necesidades de la gente, busca diferenciarse de la línea más ideológica y programática de Kicillof.
Desde el entorno del gobernador, la sorpresa fue total. Funcionarios de la provincia, que prefirieron mantener el anonimato, manifestaron su incomodidad por las declaraciones, que consideraron «inapropiadas y extemporáneas» en medio de la campaña. Aseguran que la inversión en obras públicas es una de las prioridades de la gestión provincial y que las críticas de Kirchner no se corresponden con la realidad de los proyectos en marcha.
Analistas políticos interpretan el movimiento de Máximo Kirchner como un intento por consolidar su propio liderazgo dentro del peronismo bonaerense. Al cuestionar al gobernador, que es una de las figuras más fuertes del oficialismo, Kirchner se posiciona como un referente con voz propia y capacidad de interpelar a sus aliados, incluso en momentos cruciales. «Es un mensaje claro de que no hay un liderazgo único y que él también juega su propio juego de poder», señaló un experto en política bonaerense.
El episodio revela las fisuras internas en la coalición gobernante, que se hacen visibles a medida que avanza el calendario electoral. La falta de consenso y las tensiones entre las distintas facciones podrían generar un efecto negativo en la campaña del oficialismo, que necesita mostrar una imagen de unidad para enfrentar a la oposición. La situación podría complicarse si la crítica de Kirchner se convierte en una tendencia y otros líderes deciden sumarse al coro de voces disidentes.
La pregunta que ahora resuena en los pasillos de la política es si esta crítica es un incidente aislado o el inicio de una nueva etapa de confrontación entre los distintos sectores del peronismo. El desenlace de esta disputa podría tener un impacto significativo en el resultado electoral y en el futuro de las relaciones políticas dentro de la coalición.