El Gobierno Nacional ha oficializado una medida que permitirá la comercialización de medicamentos de venta libre en kioscos y supermercados. A través del decreto 1024/2024, se estableció que los analgésicos, antiácidos y otros productos de uso común podrán adquirirse en comercios habilitados, una decisión que busca facilitar el acceso a estos productos y aliviar la carga de las farmacias.
La normativa también introduce cambios en las farmacias, que ahora podrán exhibir medicamentos sin receta médica directamente en las góndolas. Según especialistas, esto podría mejorar la visibilidad de los productos y aumentar su disponibilidad inmediata para los consumidores. No obstante, el decreto mantiene estrictos controles sobre los medicamentos involucrados, limitando la medida únicamente a aquellos considerados de bajo riesgo y ampliamente reconocidos por su seguridad en el uso cotidiano.
Los analgésicos de venta libre, como el ibuprofeno y el paracetamol, y los antiácidos, como el bicarbonato de sodio y el omeprazol, son los principales productos alcanzados por esta medida. Sin embargo, queda prohibida la comercialización en kioscos y supermercados de medicamentos que requieran receta médica o que puedan tener efectos adversos significativos si se utilizan de manera incorrecta.
La resolución ha generado opiniones divididas entre distintos sectores. Por un lado, los consumidores destacan los beneficios de contar con más puntos de acceso, especialmente en localidades con pocas farmacias. Por otro, los farmacéuticos expresaron preocupación por el posible aumento de la automedicación y la falta de orientación profesional en la compra de medicamentos. «Es fundamental que los consumidores lean las etiquetas y sigan las recomendaciones de uso», comentó un vocero del Colegio de Farmacéuticos.
Además, se anunció que los comercios que deseen vender medicamentos deberán registrarse y cumplir con regulaciones específicas. Entre los requisitos, se incluye un espacio de almacenamiento adecuado para garantizar la conservación de los productos y la obligación de respetar los precios sugeridos por los fabricantes, evitando especulaciones o abusos.
Con esta medida, Argentina se suma a otros países de la región que ya implementan políticas similares, como Brasil y Chile, donde ciertos medicamentos de uso común están disponibles en supermercados. El Gobierno espera que la normativa no solo facilite el acceso, sino que también fomente una reducción en los costos indirectos asociados a la búsqueda de productos básicos de salud.