Durante su reciente hospitalización en el hospital Gemelli, el Papa Francisco vivió momentos críticos que pusieron a prueba tanto a su equipo médico como a su propia resistencia. En una entrevista publicada este martes en el diario Corriere della Sera, el médico Sergio Alfieri, quien lo atendió durante su estadía, relató los desafíos a los que se enfrentaron.
Un momento de incertidumbre y riesgo
El Dr. Alfieri reveló que hubo un punto crítico en el tratamiento del Papa cuando el equipo tuvo que decidir entre dos opciones difíciles: dejarlo ir o intentar con todas las terapias disponibles, con el alto riesgo de dañar otros órganos. El pontífice, consciente de su grave estado, estaba preparado para cualquier resultado.
«Francisco sabía que podía morir, y los que estaban a su alrededor no podían ocultar su preocupación», comentó Alfieri. En ese momento, el Papa miró a su alrededor y expresó: “Esto es malo.”
El peor momento: el 28 de febrero
El 28 de febrero, el Papa experimentó un episodio de broncoespasmo, lo que agravó su condición. “Fue el peor momento de los 38 días de hospitalización”, relató Alfieri, quien también mencionó que fue la primera vez que vio lágrimas en los ojos de las personas cercanas al Papa, quienes, como él, temían lo peor.
La intervención y el valor de la decisión
El médico explicó que la decisión final fue tomada por Massimiliano Strappetti, médico personal del Papa, quien conocía los deseos del Pontífice. “Intentémoslo todo, no te rindas”, fue la respuesta de Francisco cuando se le preguntó si se debía continuar con los tratamientos arriesgados.
El equipo médico continuó con el tratamiento, a pesar del peligro de afectar órganos vitales como los riñones o la médula ósea. «La respuesta del cuerpo del Papa a los tratamientos fue un milagro», añadió Alfieri.
El segundo episodio crítico
El Papa enfrentó otro episodio crítico cuando, después de comer, vomitó y aspiró, lo que puso en riesgo su vida. Este incidente, según Alfieri, fue otro momento extremadamente difícil, pues si no se hubiera intervenido rápidamente, el Papa podría haber sufrido una muerte súbita.
«Fue un momento verdaderamente crítico, pensábamos que no lo lograríamos», recordó el médico.
El Papa y su buen humor en medio de la adversidad
A pesar de los momentos difíciles, el Papa mantuvo un espíritu positivo y humorístico durante su convalecencia. Alfieri relató cómo, una vez mejor, el Papa pidió dar una vuelta por la sala, y más tarde, ofreció pizza a quienes lo ayudaron.
Regreso al Vaticano y la nueva etapa de recuperación
Tras superar los peores momentos, el Papa finalmente regresó al Vaticano. Cuando le preguntaron cuándo podría irse a casa, Francisco simplemente respondió: «Sigo vivo, ¿cuándo nos vamos a casa?»
El Dr. Alfieri también comentó que el Papa sigue con estrictas recomendaciones médicas para evitar contacto con grandes multitudes o niños, a fin de prevenir nuevos contagios. Sin embargo, destacó que, como líder de la Iglesia Católica, el Papa tiene la última palabra sobre su comportamiento y su recuperación.