El presidente Javier Milei encabezó la presentación del proyecto de nuevo Código Penal, en un acto que se interpretó como una fuerte señal política de endurecimiento de la política criminal del Estado. El mandatario abogó por una «tolerancia cero» ante la delincuencia y propuso la aplicación de «penas más duras», focalizando el debate en la necesidad de proteger a las víctimas y garantizar la seguridad pública frente al avance del crimen organizado y la reincidencia.
El proyecto de reforma, que buscará tratamiento en el Congreso, propone una serie de modificaciones sustanciales al actual cuerpo normativo, vigente desde hace más de un siglo. Entre los puntos principales, el Ejecutivo pone el acento en el aumento de las penas para delitos graves, la limitación de excarcelaciones y el establecimiento de mecanismos más rigurosos para combatir el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción, alineándose con la visión de un Estado penal más punitivo.
El presidente sostuvo que la sociedad exige una respuesta contundente ante la creciente ola de inseguridad y la percepción de impunidad. «Necesitamos tolerancia cero ante el crimen. El Estado tiene que ponerse del lado de las víctimas y no puede seguir siendo permisivo con aquellos que rompen el tejido social», afirmó Milei, en un discurso que resonó con su propuesta de mano dura contra la delincuencia.
La iniciativa incluye, según trascendió, la incorporación de figuras penales más específicas para el crimen organizado y una revisión del régimen de la reincidencia, buscando asegurar que los condenados por delitos graves cumplan efectivamente sus condenas. Sin embargo, juristas y expertos en derecho penal han advertido sobre la necesidad de balancear el rigor punitivo con el respeto a las garantías constitucionales y los principios de un sistema democrático.
La presentación del Código Penal se da en un contexto de alta tensión política con el Congreso, donde el oficialismo carece de mayoría propia. Lograr la aprobación de una reforma de tal magnitud requerirá una compleja negociación con la oposición, que históricamente ha mostrado reparos ante el endurecimiento penal sin un correlato en la prevención social. Este proyecto se convierte así en un nuevo frente de batalla legislativo para el Gobierno.
El proyecto de Código Penal, más allá de sus tecnicismos, se erige como una de las banderas ideológicas de la gestión Milei en materia de seguridad y justicia. Su debate promete ser uno de los más intensos del año legislativo, ya que redefine la relación del Estado con el delito. La clave estará en si el Ejecutivo logra construir el consenso político necesario para transformar su promesa de «tolerancia cero» en una ley efectiva y constitucionalmente sólida.