En un encuentro de trascendencia diplomática y política, el presidente de Argentina, Javier Milei, mantuvo hoy una audiencia privada con el Papa León XIV en la Biblioteca Pontificia del Vaticano, en una reunión que se extendió por 45 minutos. Este cónclave, seguido de una reunión con el Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, marca un punto de inflexión en las relaciones entre la administración libertaria y la Santa Sede, luego de un período de tensiones discursivas previas a la asunción presidencial.
Durante la conversación a solas, a la que se unió la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, tras 35 minutos, el mandatario argentino detalló los lineamientos de su ambicioso programa de ajuste económico y su visión geopolítica global. La agenda incluyó además la situación socioeconómica de Argentina, la lucha contra la pobreza, la cohesión social y los conflictos internacionales, con especial énfasis en Ucrania y Gaza, temas que preocupan profundamente a la Iglesia.
Un momento destacado del encuentro fue la invitación formal extendida por Milei al Sumo Pontífice para que visite Argentina, una propuesta que, según fuentes vaticanas, fue aceptada por León XIV. Este gesto no solo subraya el deseo de la administración argentina de fortalecer los lazos con la Iglesia, sino que también allana el camino para una visita papal que, de concretarse, tendría un impacto significativo en la sociedad argentina, que en su mayoría es católica.
Este acercamiento se produce en un contexto particular, considerando las diferencias ideológicas preexistentes entre la postura de Milei y las directrices de la Iglesia en temas como la inmigración, el cambio climático, la igualdad de género y el rol del Estado en la economía. No obstante, la audiencia con León XIV, quien, a diferencia de su predecesor Francisco, tiene raíces estadounidenses y una trayectoria forjada en Perú, parece haber facilitado un diálogo constructivo basado en la búsqueda de puntos en común.
La presencia de Karina Milei en parte de la reunión privada con el Papa es un detalle que no pasó desapercibido, reafirmando su rol central e influyente dentro del esquema de poder del gobierno argentino. Esta inclusión resalta la confianza del presidente en su hermana y su capacidad para participar en discusiones de alto nivel, incluso en ámbitos tan protocolarios y sensibles como el Vaticano.
La reunión no solo consolida un vínculo personal entre el presidente y el líder de la Iglesia Católica, sino que también proyecta una imagen de pragmatismo y apertura por parte del gobierno argentino. Se espera que este diálogo continuo contribuya a generar un clima de mayor entendimiento y colaboración en temas de interés mutuo, tanto a nivel nacional como internacional, fortaleciendo la posición de Argentina en el concierto global y su relación con una institución de influencia universal.