El ex presidente de Uruguay, José «Pepe» Mujica, recientemente lanzó duras críticas contra la gestión del actual mandatario argentino, Javier Milei, afirmando que las políticas libertarias impulsadas por su gobierno están incrementando los niveles de pobreza en Argentina. “La pobreza ha aumentado y seguirá en aumento si continúa esta tendencia”, declaró Mujica en una entrevista en Montevideo. Sus palabras se expandieron rápidamente por los medios argentinos y desataron una inmediata reacción desde la Casa Rosada, donde Milei, visiblemente molesto, calificó las declaraciones de Mujica como “un verdadero disparate”.
Según Mujica, las medidas económicas de corte libertario implementadas por el gobierno de Milei están generando desigualdades cada vez más pronunciadas en Argentina, afectando principalmente a las clases medias y bajas. En sus palabras, el ex mandatario uruguayo enfatizó que la “economía salvaje” y la falta de un respaldo estatal fuerte para los sectores vulnerables están exacerbando los índices de pobreza en el país vecino. Además, Mujica advirtió sobre los riesgos de una posible crisis social si no se realizan cambios en las políticas implementadas por la actual administración.
Por su parte, Milei respondió desde un acto público en Buenos Aires, sosteniendo que las declaraciones de Mujica están basadas en “suposiciones incorrectas” y carecen de fundamento. “Decir que nuestras políticas están generando más pobreza es un verdadero disparate. Lo que estamos haciendo es desarmar una maquinaria de pobreza que lleva décadas de funcionamiento”, aseveró el presidente, aludiendo a la herencia económica que, según él, recibió su administración. Milei también subrayó que el objetivo de su gobierno es reducir la pobreza mediante un “ajuste estructural” que busca liberar la economía y crear un entorno propicio para el crecimiento.
La situación económica en Argentina ha sido objeto de intensos debates en los últimos meses. Los datos recientes de organismos independientes muestran una situación compleja: mientras algunos indicadores económicos presentan mejoras, otros reflejan un aumento en la vulnerabilidad de ciertos sectores. Según un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, la pobreza en el país supera el 40%, con un impacto significativo en niños y adolescentes, segmentos más afectados por el deterioro económico.
Diversos analistas han salido a opinar sobre las afirmaciones de ambos líderes. Los economistas que respaldan la visión de Mujica consideran que las políticas libertarias de Milei no están atendiendo de forma adecuada las necesidades de los sectores más desprotegidos, y advierten que una liberalización abrupta de la economía podría agudizar las brechas sociales. En cambio, los defensores de Milei argumentan que el ajuste es necesario y sostienen que a largo plazo los beneficios de un mercado más libre llegarán a todos los sectores.
Mujica, conocido por su estilo directo y su postura a favor de una economía más inclusiva, reiteró en sus comentarios que Argentina enfrenta un “desafío humanitario” que no puede dejarse en manos de las leyes del mercado. “No podemos depender del mercado para todo, porque el mercado es impiadoso. Los gobiernos tienen la obligación de defender a los más débiles”, señaló Mujica, insistiendo en la importancia de un estado fuerte y protector.
Milei, en tanto, continuó su discurso argumentando que las palabras de Mujica responden a un “discurso ideológico” y que el verdadero objetivo de su administración es establecer las bases para un crecimiento económico sostenible. “Nos están juzgando cuando apenas llevamos poco tiempo en el gobierno; estamos aplicando reformas profundas y necesitamos tiempo para ver resultados”, concluyó el presidente.
La tensión entre ambas figuras pone en evidencia el contraste de modelos que se discute en América Latina: un enfoque de economía de mercado y mínima intervención estatal, frente a un modelo que aboga por la redistribución y un rol activo del estado. La polémica entre Mujica y Milei refleja un debate de fondo que no solo enfrenta a dos líderes, sino a dos visiones sobre cómo resolver la pobreza y el crecimiento en el continente.