La renuncia de Mariano Cúneo Libarona al frente del Ministerio de Justicia, efectiva tras las elecciones nacionales de este domingo, marca un nuevo hito en el proceso de reconfiguración del Gabinete de Javier Milei y confirma una tendencia de «reseteo» interno en el núcleo del poder. La partida de Cúneo Libarona, uno de los ministros con un perfil técnico y una gestión enfocada en la implementación del nuevo Código Procesal Penal acusatorio en Comodoro Py, sugiere que el oficialismo se prepara para una etapa con un Gabinete ajustado a los desafíos legislativos y de gobernabilidad que se presentarán inmediatamente después de los comicios.
El ministro, en diálogo con Infobae, atribuyó su decisión principalmente a la necesidad de «recuperar sus afectos», minimizando la preocupación por su salud y descartando un conflicto político como motor de su salida. Su declaración de haberse ido «muy feliz» y haber «dejado la vida en la gestión» busca enmarcar la renuncia en términos personales y de ciclo cumplido, desarticulando interpretaciones sobre posibles fricciones internas o un desgaste prematuro de su rol dentro de la administración libertaria. Esta narrativa es crucial para el Gobierno en un momento de sensibilidad política.
El factor temporal es determinante: la salida, aunque conversada con antelación, se efectiviza en la jornada poselectoral, un movimiento que desde la Casa Rosada fue justificado como el «momento de hacer todos los reseteos». Este lenguaje sugiere una planificación estratégica para utilizar el resultado de las urnas—sea cual sea—como el punto de partida para realizar los ajustes necesarios en el esquema ministerial y fortalecer aquellas áreas consideradas prioritarias de cara al final del año y el inicio de un nuevo período legislativo.
La gestión de Cúneo Libarona será recordada principalmente por el impulso a la transición del sistema de justicia federal hacia el modelo acusatorio, una reforma largamente esperada que implica un cambio estructural en la forma de investigar y juzgar los delitos en la Capital Federal. Su permanencia, incluso, podría extenderse mínimamente si se decide prorrogar el plazo para la aplicación total de este código en Comodoro Py, lo que subraya la importancia técnica de su rol hasta el último minuto. Su ofrecimiento de continuar «ayudando gratis en lo que el Gobierno precise» es un gesto que intenta asegurar una transición ordenada.
Para la cartera de Justicia, la salida de un ministro con el expertise y la trayectoria de Cúneo Libarona genera un interrogante sobre la continuidad de las reformas iniciadas. El desafío para el próximo titular no solo será mantener la marcha de la implementación acusatoria, sino también gestionar la compleja relación con el Poder Judicial y el Consejo de la Magistratura, elementos clave para la estabilidad institucional. La designación de su sucesor será un indicador vital de si el Gobierno priorizará un perfil técnico y de gestión o uno de mayor peso político y confrontación.
En última instancia, la renuncia de Mariano Cúneo Libarona se inscribe en una fase natural de todo gobierno que busca reajustar sus piezas tras una contienda electoral, buscando máxima operatividad y lealtad. Este «reseteo» post-electoral, lejos de ser un síntoma de crisis, puede interpretarse como un intento del oficialismo de robustecer su Gabinete con figuras que estén plenamente alineadas con la agenda de la próxima etapa, proyectando una imagen de firmeza y control sobre la dirección política, mientras se aguardan los resultados del domingo.