A partir de septiembre, el Gobierno de Argentina actualizó el piso del Impuesto a las Ganancias, elevándolo a $1.770.000 brutos mensuales. Esta medida beneficia a miles de trabajadores, ya que aquellos con sueldos por debajo de esa cifra dejarán de tributar este impuesto. La decisión fue anunciada por el Ministerio de Economía, en un contexto de creciente inflación y con miras a aliviar la presión fiscal sobre la clase trabajadora.
El ministro de Economía, Sergio Massa, subrayó que esta actualización responde a la necesidad de adecuar los mínimos no imponibles a la realidad económica del país, marcando una diferencia significativa para aquellos asalariados que, con la estructura anterior, estaban alcanzando el umbral del impuesto. «Es una medida que busca mejorar el poder adquisitivo y fortalecer el consumo interno», aseguró Massa durante la presentación oficial.

Además del nuevo piso de $1.770.000, la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) también anunció que, en octubre, comenzará a devolver los montos que se retuvieron de manera excesiva hasta agosto. Se espera que las devoluciones se realicen en una sola cuota y beneficien a aquellos trabajadores que se vieron perjudicados por los cálculos previos. El proceso de reintegro será automático y no requerirá ninguna gestión por parte de los empleados.
Este ajuste implica que los sueldos que queden por debajo de los $1.770.000 brutos no sufrirán ningún tipo de retención por Ganancias, lo que en la práctica incrementará los ingresos de miles de trabajadores y trabajadoras. A modo de ejemplo, aquellos que ganan alrededor de $1.200.000 mensuales verán un alivio considerable en sus boletas salariales. Esta modificación también incluye a jubilados, pensionados y autónomos, que hasta ahora debían afrontar retenciones en sus haberes.
La decisión también impactará en el costo fiscal para el Estado. Según estimaciones oficiales, la medida tendrá un costo aproximado de $500.000 millones en lo que resta del año. No obstante, desde el Gobierno aseguran que el incremento en el consumo generado por el alivio impositivo compensará parcialmente esta pérdida de recaudación. El objetivo central es estimular la economía mediante un aumento en la capacidad de compra de la población.
Por otro lado, la medida ha sido recibida con diversas opiniones por parte de los economistas. Mientras algunos la ven como un paliativo necesario para mitigar los efectos de la inflación, otros advierten sobre su impacto en las cuentas fiscales en un contexto de creciente déficit. Sin embargo, el Gobierno apuesta a que el aumento de la recaudación por el IVA, a través del impulso al consumo, sea suficiente para amortiguar el costo de la medida.
Desde la oposición, algunas voces señalaron que el ajuste llega en un momento clave para el calendario electoral, lo que ha suscitado críticas sobre el verdadero trasfondo de la decisión. Sin embargo, desde el oficialismo desestiman estas críticas, insistiendo en que el objetivo principal es mejorar la calidad de vida de los trabajadores que se ven afectados por la carga tributaria.
En definitiva, el nuevo piso de Ganancias supone un alivio considerable para una parte significativa de la población trabajadora y jubilada. Con la devolución de lo retenido hasta agosto y el aumento en los salarios netos a partir de septiembre, se espera que la medida inyecte un dinamismo adicional a la economía, en un contexto de creciente incertidumbre por la escalada de precios y la presión inflacionaria.