Horas después de que Estados Unidos cerrara su embajada en Kiev y advirtiera de ataques inminentes, Rusia llevó a cabo un bombardeo aéreo contra la capital ucraniana en lo que parece ser una respuesta al uso de misiles de largo alcance proporcionados por Washington a las fuerzas ucranianas. El ataque, que incluyó cohetes de alta precisión, fue interceptado parcialmente por los sistemas de defensa aérea ucranianos, según informaron fuentes oficiales en Kiev.
El comando de las Fuerzas Armadas de Ucrania afirmó que las defensas antiaéreas lograron neutralizar la mayoría de los proyectiles dirigidos hacia objetivos estratégicos en la capital. Aunque no se reportaron víctimas fatales, varias explosiones en los alrededores de la ciudad causaron daños en infraestructura civil, incluyendo cortes de electricidad en algunos distritos. “Estamos preparados para defender nuestra soberanía ante cualquier agresión”, declaró el portavoz militar ucraniano.
El ataque se produce en medio de una escalada de tensiones tras la reciente entrega por parte de Estados Unidos de misiles ATACMS a Ucrania, capaces de alcanzar objetivos a más de 300 kilómetros. Estos misiles han sido utilizados para atacar depósitos de municiones y bases logísticas rusas en territorio ocupado, lo que ha generado fuertes críticas por parte del Kremlin, que considera esta medida como una “provocación directa” de Occidente.
Desde Moscú, las autoridades rusas justificaron el bombardeo señalando que se trata de una acción “necesaria” para debilitar las capacidades ofensivas de Ucrania. “No toleraremos el uso de armas occidentales contra nuestro territorio o nuestras tropas”, expresó Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin. En tanto, analistas consideran que este movimiento forma parte de una estrategia más amplia para desestabilizar al gobierno ucraniano y aumentar la presión sobre sus aliados internacionales.
Por su parte, la comunidad internacional ha reaccionado con preocupación. La Unión Europea condenó enérgicamente los ataques aéreos y reiteró su apoyo a Ucrania. Mientras tanto, la ONU instó a ambas partes a evitar una escalada mayor que ponga en riesgo a la población civil. Expertos señalan que la reciente intensificación de los ataques podría complicar las negociaciones de paz, que ya enfrentan importantes obstáculos.
Con la llegada del invierno, la situación en Ucrania se torna cada vez más crítica, tanto en el frente militar como en el humanitario. Millones de personas enfrentan condiciones extremas mientras el conflicto entra en una nueva fase de confrontación. En este contexto, los ataques sobre Kiev representan no solo una amenaza inmediata para la capital, sino también un recordatorio de la frágil estabilidad de la región en un conflicto que ya supera los 20 meses.
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