Por primera vez desde el inicio de la invasión a Ucrania en febrero de 2022, Rusia utilizó un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés) en un ataque dirigido a la ciudad de Dnipró, ubicada en el centro-este ucraniano. Este tipo de arma, diseñada principalmente para transportar ojivas nucleares y con un alcance de miles de kilómetros, representa una significativa escalada en el conflicto. Aunque no se confirmó el tipo de carga del misil, su uso ha generado alarma internacional por las implicaciones estratégicas y políticas que conlleva.
El ataque, que incluyó también el lanzamiento de un misil hipersónico Kinzhal y siete misiles de crucero Kh-101, dejó al menos dos personas heridas y dañó instalaciones industriales y un centro de rehabilitación. Las defensas ucranianas lograron interceptar seis de los misiles de crucero, pero la magnitud del daño subraya la creciente intensidad de los enfrentamientos en el marco de los 1,000 días de conflicto
El misil balístico, aparentemente lanzado desde la región rusa de Astracán, refuerza las preocupaciones de expertos sobre el uso de armas estratégicas en este conflicto regional. Según analistas, el despliegue de un ICBM podría interpretarse como una demostración de poder y un mensaje de escalada a la comunidad internacional, especialmente ante la creciente implicación de armas occidentales por parte de Ucrania, como los misiles ATACMS y Storm Shadow
Este ataque coincide con un contexto de tensiones crecientes. La semana pasada, Ucrania lanzó proyectiles de largo alcance contra la región rusa de Kursk, un movimiento que Moscú interpretó como una agresión significativa. A esto se suma la reciente aprobación por parte del presidente ruso, Vladímir Putin, de una doctrina nuclear revisada que reduce el umbral para el uso de armas nucleares, dejando abierta la posibilidad de una respuesta a ataques convencionales
En el ámbito internacional, surgen interrogantes sobre la notificación previa a Estados Unidos de este lanzamiento, una medida clave para evitar interpretaciones erróneas que pudieran activar sistemas de defensa en otros países. Asimismo, las tensiones diplomáticas entre Rusia y Occidente se intensifican, con cada lado buscando posicionarse estratégicamente antes de cualquier posible negociación
El uso de un ICBM en un conflicto convencional marca un hito peligroso en la guerra, llevando la confrontación a niveles que podrían tener repercusiones globales. Mientras tanto, la población de Ucrania enfrenta una vez más los devastadores efectos de un conflicto que no muestra señales de resolución en el corto plazo.















