En una sorpresiva decisión, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la exención de aranceles para productos electrónicos clave, incluyendo teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y chips de memoria. La medida busca mitigar el impacto de los gravámenes impuestos previamente sobre productos importados, especialmente aquellos provenientes de China, que enfrentaban tarifas de hasta el 145%.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) detalló que la exención abarca alrededor de 20 categorías de productos electrónicos, entre ellos discos duros, monitores de pantalla plana y maquinaria utilizada en la fabricación de semiconductores. Esta decisión llega en un momento crítico, ya que empresas como Apple y Samsung, que dependen en gran medida de la producción en Asia, enfrentaban aumentos significativos en los costos de fabricación.
La reacción de los mercados fue inmediata. Las acciones de Apple, que habían caído un 11% desde el anuncio inicial de los aranceles, mostraron signos de recuperación tras conocerse la exención. Analistas consideran que esta medida podría aliviar la presión sobre los consumidores, evitando aumentos en los precios de dispositivos electrónicos populares.
Sin embargo, la decisión también ha generado críticas. El senador Chris Murphy acusó a la administración Trump de favorecer a las grandes corporaciones, mientras que otros señalan que la medida podría debilitar la posición de Estados Unidos en las negociaciones comerciales con China.
Por su parte, la Casa Blanca expresó su disposición al diálogo con China para alcanzar un acuerdo arancelario, aunque mantuvo su postura firme respecto a la necesidad de reducir la dependencia económica de Pekín. La portavoz Karoline Leavitt indicó que más de 75 países han mostrado interés en que se logre un acuerdo inmediato.
Mientras tanto, China respondió aumentando del 84% al 125% los aranceles a productos estadounidenses, intensificando la guerra comercial entre ambas potencias. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estas tensiones, que podrían tener repercusiones significativas en la economía global.