El Gobierno argentino ha anunciado una nueva etapa en su política cambiaria, reduciendo el ritmo de devaluación del peso al 1% mensual a partir del 1 de febrero de 2025. Esta decisión se produce tras la reciente disminución de la tasa de interés de referencia del Banco Central de la República Argentina (BCRA) del 32% al 29%, en respuesta a la notable caída de la inflación en los últimos meses.
En diciembre de 2024, la inflación mensual se ubicó en 2,7%, una reducción significativa en comparación con los meses anteriores. El BCRA atribuye esta tendencia a la consolidación de la trayectoria inflacionaria y a las expectativas de una mayor baja en el futuro. Según un comunicado oficial, «el ajuste para el tipo de cambio continúa cumpliendo el rol de un ancla complementaria en las expectativas de inflación».
El presidente Javier Milei ha respaldado esta medida, destacando que la reducción en el ritmo de devaluación busca fortalecer la estabilidad económica y fomentar la inversión en pesos. Desde su asunción en diciembre de 2023, Milei ha implementado políticas de austeridad y ajustes fiscales que han contribuido a la disminución de la inflación, que cerró 2024 con una tasa anual del 117,8%.
Sin embargo, esta estrategia presenta desafíos. La apreciación real del peso podría afectar la competitividad de las exportaciones argentinas, y la reducción en el ritmo de devaluación podría generar un atraso cambiario si la inflación no continúa su tendencia a la baja. Además, el BCRA enfrenta la necesidad de reforzar sus reservas internacionales, especialmente ante compromisos financieros como el pago de intereses al Fondo Monetario Internacional (FMI).
En este contexto, el BCRA debe realizar esta semana un desembolso de USD 802 millones en intereses al FMI, lo que representa una disminución significativa en las reservas internacionales. A pesar de las recientes compras netas de divisas, estos pagos representan un desafío para la estabilidad financiera del país.
El Gobierno confía en que la combinación de una política cambiaria más gradual y la reducción de las tasas de interés contribuirá a una mayor estabilidad económica y a una disminución sostenida de la inflación. No obstante, será crucial monitorear de cerca los efectos de estas medidas en la competitividad de las exportaciones y en la acumulación de reservas internacionales para garantizar una recuperación económica sostenible.