En una decisión de alto impacto político, el Gobierno anunció la eliminación de la jubilación de privilegio de la expresidenta y actual senadora Cristina Fernández de Kirchner, así como la pensión que le correspondía como viuda del expresidente Néstor Kirchner. El vocero presidencial, Manuel Adorni, comunicó la medida en su conferencia de prensa habitual, señalando que esta disposición representará un ahorro aproximado de 21.827.624 pesos anuales para el Estado argentino.
La decisión se enmarca en una política de revisión de jubilaciones de privilegio impulsada por el presidente Javier Milei, quien se ha comprometido a reducir el gasto público y a eliminar beneficios especiales para exfuncionarios. Desde Washington, donde se encuentra participando en un foro económico, Milei celebró la medida, asegurando que esta acción es una muestra de su compromiso con la transparencia y la justicia en el uso de los fondos públicos. «El que las hace, las paga», expresó, haciendo énfasis en su postura contra el uso indebido de los recursos del Estado.
Según informó Adorni, la cancelación de estos beneficios responde a una auditoría interna que identificó pagos duplicados y jubilaciones especiales que excedían el tope establecido para el resto de los ciudadanos. Esta medida forma parte de una revisión exhaustiva de los beneficios otorgados en el pasado a figuras políticas de alta jerarquía, que el actual gobierno considera desproporcionados y fuera de sintonía con la situación económica del país. La eliminación de la pensión de Néstor Kirchner y la jubilación de privilegio de Fernández de Kirchner se inscribe en esta misma línea de acción.
Los defensores de la medida argumentan que, en un contexto de ajuste fiscal y crisis económica, es esencial revisar el sistema de beneficios especiales para quienes han ocupado cargos públicos. Según estimaciones del Ministerio de Economía, las jubilaciones de privilegio representan un gasto significativo que podría redirigirse hacia sectores más vulnerables, como salud y educación. La medida, aunque controversial, ha sido recibida con aprobación por sectores que abogan por una mayor equidad en la distribución de los recursos públicos.
No obstante, la medida ha generado una fuerte reacción entre los aliados y seguidores de la exmandataria, quienes denuncian que esta decisión es un acto de persecución política. La senadora Fernández de Kirchner, aún sin emitir una declaración formal, se espera que apele a los tribunales para revisar la legalidad de la medida. Algunos legisladores del bloque kirchnerista argumentan que se trata de un atropello a los derechos adquiridos de los exfuncionarios y que podría abrir un precedente para otros beneficios similares.
La eliminación de las jubilaciones y pensiones especiales pone en el centro del debate la reforma del sistema previsional y el enfoque del Gobierno en reducir el gasto público. En los próximos días, se espera que el Poder Ejecutivo avance con más medidas en esta línea, lo que podría abrir un nuevo frente de conflicto en el Congreso, donde los sectores opositores ya han expresado su preocupación por el impacto social de estos recortes.