El Gran Premio de Singapur de Fórmula 1 se convirtió en otro episodio de profunda frustración para Franco Colapinto, el piloto argentino de Alpine, quien finalizó la carrera en el puesto 16. A pesar de una largada prometedora donde logró escalar posiciones, el desarrollo de la competencia se vio empañado por el bajo rendimiento del monoplaza A525 y una estrategia de pit stops que, según el propio piloto, fue deficiente, evidenciando los problemas crónicos que arrastra la escudería francesa.
Al concluir la exigente prueba en el circuito callejero de Marina Bay, Colapinto no ocultó su desazón. En declaraciones a la prensa especializada, el pilarense fue lapidario al describir la experiencia: «Fue una carrera muy frustrante. Le pongo mucha garra, pero no sale nada y vamos muy despacio. Por momentos, el auto es inmanejable», lamentó el joven piloto, apuntando directamente a las carencias del vehículo en comparación con sus rivales directos en la parrilla.
La clave de la caída en el rendimiento fue, una vez más, la gestión de neumáticos y la estrategia. Tras largar desde el puesto 16 y avanzar hasta el 13, Colapinto fue llamado tempranamente a boxes para montar neumáticos medios. Esta decisión forzó al argentino a completar un stint excesivamente largo con un compuesto que «después de 15 vueltas ya no daba más», lo que se tradujo en una degradación crítica y una pérdida de ritmo que lo hizo blanco fácil para el resto de la competencia.
El circuito de Singapur, conocido por su alta dificultad y el calor extremo, históricamente ha sido un trazado donde el talento individual y la estrategia tienen un peso mayor. Si bien Colapinto demostró su combatividad al superar a su compañero de equipo, Pierre Gasly (quien finalizó 19°), la diferencia con los equipos de media tabla y punta es abismal. La queja por la falta de velocidad y la dificultad para defender posición («me defendía todo lo que podía y me pasaban igual») resalta una problemática de diseño y performance del A525.
Expertos en automovilismo sugieren que la escudería Alpine enfrenta una crisis interna de desarrollo técnico, con una clara falta de correlación entre los datos de fábrica y el rendimiento en pista. El caso de Colapinto, que consistentemente supera a su coequipero a pesar de las dificultades, subraya el potencial del piloto, pero también la urgencia de que el equipo provea una máquina competitiva. Sin mejoras sustanciales, el objetivo de sumar puntos se mantendrá como una meta casi inalcanzable.
Con la Fórmula 1 encaminándose hacia el tramo final de la temporada, la próxima cita en el Gran Premio de Estados Unidos se presenta como un nuevo desafío. La recurrente frustración de Colapinto se ha convertido en un termómetro de la crisis de Alpine. El foco ahora se posa en la capacidad de la ingeniería francesa para introducir mejoras que permitan al joven argentino traducir su evidente talento y combatividad en resultados que le permitan luchar por un lugar en el top 10 y asegurar su futuro a largo plazo en la máxima categoría.