El reciente concierto gratuito de Tini Stoessel en el barrio porteño de Palermo ha generado una ola de críticas por parte de los vecinos, quienes denunciaron desórdenes y molestias significativas durante el evento. El espectáculo, organizado en la sede del canal de streaming La Casa, congregó a miles de fanáticos, desbordando la capacidad del lugar y afectando la tranquilidad de la zona.
El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, reconoció públicamente que autorizar el evento fue un error. En declaraciones a Radio Mitre, afirmó: «Tienen razón, fue una mala decisión». Macri también señaló que se aplicarán sanciones y multas a los organizadores del concierto, además de cobrarles el costo del operativo de seguridad, que ascendió a 18 millones de pesos.
Vecinos de la zona expresaron su malestar por las dificultades para dormir y el desorden generado. Algunos destacaron la contradicción en los criterios de las autoridades, comparando la permisividad del evento con la estricta aplicación de protocolos en otras manifestaciones. Videos compartidos en redes sociales mostraron generadores de electricidad instalados en veredas y aglomeraciones que dificultaban el tránsito peatonal.
Macri adelantó que, en adelante, se limitarán este tipo de eventos en áreas residenciales y se buscarán alternativas en zonas menos conflictivas. «No permitirlos es la mejor opción, dándoles opciones de dónde se pueden hacer», afirmó el mandatario. También mencionó que su gestión está trasladando eventos al sur de la ciudad para minimizar molestias a los vecinos.
La polémica ha reavivado el debate sobre la organización de eventos masivos en espacios urbanos y la necesidad de equilibrar el entretenimiento público con el bienestar de los residentes. Expertos en urbanismo sugieren la creación de espacios específicos para conciertos y eventos de gran magnitud, evitando así conflictos con la comunidad.
Este incidente pone de manifiesto la importancia de una planificación adecuada y la consulta previa con los vecinos antes de autorizar eventos de gran envergadura en áreas residenciales. Las autoridades porteñas enfrentan ahora el desafío de encontrar un equilibrio entre la promoción cultural y el respeto por la calidad de vida de sus ciudadanos.