El doctor Valentín Fuster, considerado uno de los cardiólogos más influyentes del mundo, ha visitado Buenos Aires para ofrecer una conferencia magistral en el IV Simposio Internacional de la Fundación Favaloro. En su ponencia y en un diálogo exclusivo con Infobae, el director del Mount Sinai Heart de Nueva York y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de Madrid, redefinió la lucha contra las enfermedades cardiovasculares, afirmando que la solución no se encuentra solo en los avances tecnológicos, sino en un cambio cultural profundo basado en la tríada de «ciencia, salud y educación».
Fuster, a sus 82 años, se ha convertido en un defensor incansable de la prevención desde la primera infancia. «La solución solo la encontraremos si creamos una verdadera cultura preventiva desde edades tempranas», enfatizó, señalando que los hábitos adquiridos entre los 0 y 20 años son cruciales para un futuro saludable. Esta visión choca con la realidad de una sociedad de consumo que, según el experto, se mueve en la dirección opuesta, promoviendo estilos de vida que exponen a la población a factores de riesgo como la obesidad, el sedentarismo y la hipertensión.
El renombrado cardiólogo reveló datos alarmantes de estudios como el PESA, que demuestran que la aterosclerosis puede comenzar de manera silenciosa a partir de los 30 años. Según Fuster, tener altos niveles de colesterol y presión arterial en la juventud tiene un impacto mucho más significativo en el riesgo de eventos cardiovasculares futuros que los valores en edades avanzadas. En este sentido, la medicina del futuro, a su juicio, debe centrarse en la detección temprana y en el empoderamiento del paciente a través de tecnologías accesibles, como dispositivos portátiles que permiten un control personal de la salud.
Fuster también destacó el rol subestimado de la médula ósea en la inflamación y las enfermedades cardiovasculares, un tema que, según él, pronto será central en la investigación. De la misma manera, subrayó la importancia de las emociones y el contexto social como factores determinantes para la salud. Los estudios recientes han revelado que la soledad y la falta de un entorno social adecuado pueden contribuir al deterioro cognitivo, un problema que crece a medida que aumenta la expectativa de vida.
La conclusión de Fuster es una llamada a la acción: la longevidad no tiene sentido si no va acompañada de calidad de vida. La batalla contra las enfermedades del corazón y el cerebro se libra en las aulas, en los hogares y en los hábitos cotidianos. «Comer mejor, moverse más y atender las emociones» no son meros consejos, sino estrategias respaldadas por la evidencia científica que pueden alterar el destino de la salud global. La prevención, más que un acto médico, es un compromiso cultural.