El expediente conocido como la causa de los «Cuadernos de las Coimas» se bifurca en una megacausa autónoma centrada en el presunto lavado de activos por al menos 70 millones de dólares, donde el fallecido secretario de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz, y su viuda, Carolina Pochetti, son las piezas centrales. Esta investigación, originada por los diarios del chofer Oscar Centeno, profundiza en la ruta del dinero que habría salido del país para la compra de un vasto portfolio de bienes inmuebles de lujo.
Muñoz, quien murió de cáncer en 2016, dos años antes de la explosión del caso Cuadernos, fue sindicado en las anotaciones de Centeno como el «cobrador final» de los supuestos sobornos, el depositario de la última mano en el pasamanos. Su deceso extinguió la acción penal en su contra, pero no detuvo la investigación sobre la matriz de blanqueo de capitales que él y su entorno habrían montado.
La investigación del fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadio determinó que la estructura de lavado se utilizó para adquirir un total de 14 inmuebles de alto valor en Estados Unidos, con propiedades en edificios icónicos de Miami y Nueva York, como el Plaza Hotel, algunas valuadas en más de 13 millones de dólares. Además, se habrían comprado lotes premium en la paradisíaca isla de Turks & Caicos con el objetivo de desarrollar un resort.
Vuelos en el Tango 01 y el Testimonio de Miriam Quiroga
A esta causa se suma la evidencia de supuestos vuelos secretos en aviones oficiales, como el Tango 01, utilizados para transportar el dinero. Miriam Quiroga, exsecretaria de Néstor Kirchner y testigo clave en el futuro juicio de la causa principal, ubicó a Muñoz como el protagonista silencioso de estos viajes. Según su declaración, Muñoz solía transportar «bolsos» hacia el sur, con un contenido que él mismo describió como «muchos verdes» (dólares).
Los testimonios de tripulantes del Tango 01 refuerzan la teoría de los traslados irregulares. Estos declararon que, durante el periodo clave, el personal del Gobierno les pedía mantenerse a bordo del avión durante la carga o que se les solicitaba no usar uniforme, mientras camiones o combis cargaban directamente a bodega «valijas» y «bolsos», cuyo contenido no siempre era escaneado por seguridad.
La Cámara Federal ya confirmó el procesamiento y embargo de varios imputados en esta causa de lavado, que se erige como la prueba concreta del destino de la fortuna ilícita. Aunque Muñoz no podrá ser juzgado, su viuda y testaferros enfrentan el peso de la ley. La complejidad de la ruta del dinero, que involucró sociedades offshore y movimientos migratorios cruzados, reafirma la tesis de una corrupción sistémica que logró evadir los controles locales e internacionales por años, y cuyo juicio es inminente.